sábado, 28 de septiembre de 2013

Entre La Espada y La Pared

Ryukiba


Entre La Espada y La Pared






2da parte

La espada del Silencio


Ya era tarde, las personas se habían marchado y la fiesta había terminado, pero una persona seguía de pie en aquella fuente esperando con una mirada llena de rabia y un sentimiento de injusticia que no alcanzaba para reflejarse en su rostro.

-       Kaito…- repetía Sheizo una y otra vez en su soledad.

Luego de que Kaito anunciara su compromiso con la doncella Yune, Sheizo se había marchado del salón ignorando las palabras de Daniel, su puesto de vigilancia no significaba nada, el mantenerse allí y tener que ver todas esas caras le resultaba despreciable.

Luego de caminar en la oscuridad de los jardines del palacio finalmente se detuvo en la misma plaza junto al salón donde horas antes, Kaito y Yune hablaban muy cómodamente sobre casarse.

Las personas se fueron, las luces del salón se apagaron y solamente la luna era la que brillaba sobre el dolido espadachín que, por mas que mirase su reflejo en el agua de de la fuente, no lograba calmar su ira y desesperación.

-       Kaito…
-       ¿Me llamabas?- respondió una voz sorpresivamente a sus espaldas.

Sheizo se dio la vuelta y finalmente pudo ver bajo la luz de la luna el brillo de la armadura del Capitán Kaito, estaba de pie frente a él con su habitual expresión seria y tranquila.

-       ¿Por qué?- exclamó Sheizo sin contener las lágrimas de coraje.
-       Lamento que te sientas así…
-       ¿entonces por que lo hiciste?- interrumpió Sheizo levantando un poco mas la voz.
-       Era necesario…
-       ¡ERA NECESARIO!- explotó Sheizo y su mano tomo rápidamente el mango de su espada.
-       ¿levantarás tu espada contra tu capitán?
-       No, levantaré mi espada contra un amigo traidor… un tramposo y un…

Sheizo no necesitó terminar la frase, simplemente sacó su espada y apuntó con furia a su “capitán” quien con un suspiro levantó su lanza también apuntando a su oponente.

-       Si es así como quieres resolver las cosas…- dijo Kaito con un tono de decepción.
-       No me importa…- exclamo Sheizo colocándose en guardia- no quiero ver tu rostro, no quiero verte con ella, no quiero…

El espadachín arremetió contra Kaito, pero hubo un destello entre ambos y la espada de Sheizo salió volando y se clavó con fuerza en el suelo varios metros detrás de su dueño.

-       No… puede ser…- susurró Sheizo mirando la flecha en el suelo frente a él, era lo que le había desarmado, luego miró hasta la torre más cercana a su izquierda y reconoció el cabello rubio hondeando ante la brisa nocturna.
-       No me hagas hacer algo que no quiero…- dijo Lucas tensando otra flecha en su arco.
-       ¿Por qué?- exclamo Sheizo al ver a Lucas apuntarle- ¿también tú?

Sin esperar respuesta y sin importarle todavía las acciones de Lucas, Sheizo se dio la vuelta para ir en busca de su espada pero algo le bloqueo el paso nuevamente. Desde algún lado había caído el cuerpo de alguien grande y algo corpulento que rápidamente sacó dos grandes hachas de mano y levantándose con energía miró a Sheizo con unos ojos acusadores y comprensivos.

-       No tiene por que ser así…- exclamó Hermes- sólo cálmate.
-       ¿tu también?
-       Estas perdiendo el control Shei…- dijo otra voz desde la entrada del salón.

Daniel estaba de pie con sus manos levantadas las cuales emitían un aura color violeta oscuro en señal de que el hechicero atacaría con magia poderosa. Sheizo no podía creer que sus compañeros lo atacaran de esta manera, sin embargo luego de pensarlo por un rato se arrodilló en el suelo ya que era un hecho que no podría vencer a toda la guardia real por su cuenta.

-       ¿Cómo pueden hacer esto?- dijo Sheizo en un hilo de voz- ¿Cómo pueden estar apoyando algo tan injusto?
-       Sabemos lo mucho que te gustaba lady Yune...- dijo Daniel acercándose- pero no tienes que actuar de esa manera…
-       El capitán Kaito debe sentirse peor que nosotros ante esto- dijo Hermes- dejemos que nos explique.

Todos miraron entonces a Kaito, quien no había bajado su lanza durante todo este tiempo, sin embargo al ver que no recibiría ningún ataque se calmó un poco y comenzó a explicar todo con tranquilidad.

-       Primero que todo, agradezco su ayuda… aunque no era necesario y lo saben.
-       ¿Por qué haces esto?- dijo Sheizo conteniendo su ira.
-       Déjame preguntarte algo…-  Kaito miró directamente a Sheizo- ¿Cuánto conoces sobre Lady Yune?
-       Pues…
-       ¿sabes cuales son sus padres?
-       Eh… yo…
-       ¿acaso tienes idea de que sus gustos?
-       Bueno…
-       ¿sus actividades favoritas?
-       Yo no…
-       ¿sus miedos, Sus problemas, las cosas que odia?
-       No…
-       ¿sabes algo de ella que no sea su nombre?
-       No…

Hubo un tiempo de silencio en el que Sheizo hubiese preferido que lo atravesasen con las armas del ejército real que con aquellas palabras tan directas de Kaito. Lo más doloroso es que todo era cierto, Sheizo estaba loco por la doncella Yune pero como nunca le hablaba, no se molestó en saber más allá de su nombre.

Siempre la contemplaba y apreciaba desde una distancia demasiado lejana como para que esa información llegase a sus oídos, Sheizo quería salir con ella pero nunca había hablado lo suficiente a diferencia de Kaito que debido a su puesto de capitán, mantenía ciertas conversaciones con las doncellas, los reyes y todos en el reino.

Admitiendo la derrota, Sheizo se puso de pie y dándole la espalda camino completamente tranquilo a las escaleras.

-       Tienes razón…- dijo Sheizo sin preocuparse por los que estuviesen allí- supongo que debo pagar el precio de mi cobardía.
-       Portar una espada de silencio es un peso que solo aquellos que saben soportar la carga están dispuestos a llevar- dijo Kaito
-       No tienes que decirme mas…- dijo Sheizo deteniéndose a la mitad de las escaleras- creo que ya queda claro… si te gustaba Yune podías decírmelo también…
-       Puede ser… pero seguro reaccionarias como lo haces ahora… lo siento pero no hubieses podido hablarle o llegar a algo con ella de esa manera…
-       Ya me he rendido… no me provoques.
-       ¿planeas enfrentarte a la guardia real por ella?
-       Yo… me…
-       No digas mas… si se que te enfrentarías al mundo por ella… pero piensa… si de verdad significa tanto para ti… entonces su felicidad es mas importante que la tuya…
-       Lo sé…
-       Entonces…

Sheizo se dio la vuelta y observo a Kaito desde las escaleras, ante el brillo de la luna sus ojos parecían más penetrantes que nunca.

-       Solo espero que no la lastimes…- dijo Sheizo dándose la vuelta- adiós…
-       Sheizo- dijo finalmente Daniel- ¿estas pensando lo que yo creo?
-       Una semana para realizar el papeleo…- dijo Kaito adivinando lo que Sheizo trató de decir- luego…
-       Luego dejaré la guardia real…- terminó Sheizo avanzando en la penumbra sin mirar atrás.


A pesar de todo lo que dijeron sus compañeros sobre que estaba exagerando las cosas, Sheizo seguía firme en su decisión de dejar la guardia, Kaito entendía perfectamente que no podría seguir viendo el rostro de Yune junto a al capitán tan fácilmente.

De esa forma pasaron los días y la semana de servicio y papeleo se cumplió, despidiéndose de sus compañeros y dándole una reverencia a su antiguo capitán, Sheizo tomó sus cosas y abandonó el palacio para comenzar a vivir en una posada cercana.

-       No tenias que irte…- dijo Daniel un día que pasó a visitarlo- ¿no puedes simplemente entender las palabras de Kaito y seguir con tu vida tal como estaba?
-       No es sencillo amigo- dijo Sheizo mirando a la ventana- ver a Kaito todos los días y sentir esa punzada en el pecho… es duro…
-       Yo siento punzadas en el estomago… pero es cuando me da hambre… ¡anímate!
-       Agradezco que quieras hacerme sentir mejor…
-       Al menos puedes ir a la boda…- dijo Daniel tendiéndole una invitación- todos estamos invitados…
-       ¿crees que sea capaz de presenciar eso?
-       Hablas como si fuese una atrocidad…solamente por que no cumpliste tu capricho…
-       ¿capricho?- finalmente Sheizo prestó atención absoluta.
-       Estar haciendo todas estas cosas por una chica… la cual dices que te gusta pero no hiciste nada para demostrarlo… eso me suena a capricho… te encaprichaste con ella y ahora crees que debes renunciar a tu vida por que no la tienes… déjame decirte que es muy malo de tu parte…
-       Yo… no creo que sea capricho…
-       Si no lo es entonces ve a la boda… y demuéstrame que eres mejor que lo que dice Hermes…
-       ¿Qué dice Hermes?
-       Si vas a la boda lo sabrás… además de que me ganaré unas cuantas monedas por ello…

Daniel dejó la invitación en un taburete y levantando el bastón que traía al llegar desapareció de la habitación envuelto en una luz violeta. Sheizo contempló la invitación por unos segundos preguntándose todavía si quería ver la boda.

Las palabras del hechicero retumbaron en su cabeza toda la tarde, ya en la noche la idea no desaparecía de su mente, por lo tanto Sheizo tomó su espada, que le habían permitido conservar, y salió a las oscuras calles nocturnas del pueblo.

A pesar de sus pocos años de caballero, Sheizo estaba acostumbrado a no salir desarmado a ningún sitio, de igual forma sabía que aquel lugar del reino era un tanto peligroso por las noches ya que era parte del barrio pobre. Sheizo pensó que una caminata a la plaza central del reino le aclararía sus ideas, no le importó la lluvia que se avecinaba en el cielo.

Para cuando Sheizo llegó al sector central del reino ya empezaban a caer las primeras gotas, en su cabeza la idea de Daniel todavía no quedaba lo suficientemente clara.

-       ¿Qué se supone que debo hacer?- dijo Sheizo para si mismo al divisar la fuente  a la distancia.

Sheizo apresuró el paso como si la respuesta fuese a estar grabada en la fuente, con un poco de prisa avanzó por las calles mientras la lluvia se hacia cada vez mas fuerte, sin embargo al estar muy cerca escuchó risas y el galope de un caballo.

-       Oh Kaito…- dijo una voz femenina muy conocida- ¿Cuándo dejaras de ser tan misterioso?
-       Es un hábito…- dijo la voz del capitán de la guardia real.

Aprovechándose de los sonidos de la lluvia, Sheizo avanzó con cautela a través de la fuente y ocultándose en unos barriles pudo divisar lo que pasaba del otro lado de la fuente.

Kaito y Abdalla estaban galopando despacio por la plaza buscando refugio de la lluvia. Ambos bajaron del caballo cuando entraron en el toldo de una de las tiendas vacías, fue entonces cuando el corazón de Sheizo dio un vuelco.

Allí bajo la luz de la plaza, al ritmo de la lluvia, Kaito tomaba a Abdalla de la cintura acercándola a su cuerpo, luego Abdalla colocó sus manos alrededor del cuello del capitán y ambos se besaron tan apasionadamente que a primera vista era difícil saber quien era quien.

El sonido de los truenos ahogo la exclamación de Sheizo, la mejor amiga de Yune y su prometido, el capitán de la guardia real tenían esta relación tan “intima” a espaldas de todos. Kaito pasaba sus manos por la espalda y la abundante cabellera de Abdalla, mientras la joven acariciaba todo lo que sus manos podían alcanzar, luego de varios minutos ambos finalmente se separaron.

-       ¿Cuánto tiempo vamos a hacer esto?- dijo Abdalla con algo de preocupación.
-       Primero debemos esperar a que la boda se celebre…
-       Eso ya lo se… pero digo… ¿Qué pasará cuando la boda acabe?
-       Dejaremos correr un año al menos, eso entonces será suficiente para poder abandonar a Yune y poder irme contigo…
-       ¿un año?
-       Al menos… recuerda que soy el capitán de la guardia real…
-       Y un pésimo capitán…- exclamó Sheizo finalmente.

Esta vez no había perdón alguno que cruzara la mente de Sheizo, sacando su espada comenzó a caminar con pisadas fuertes hasta donde estaban Kaito y Abdalla, quien saltó de sorpresa separándose de Kaito, sin embargo el capitán de la guardia real no mostró señal de retroceder y estirando una mano sacó su lanza que reposaba junto a su caballo.

-       Hace tiempo que no te veo…- dijo Kaito con calma avanzando hasta Sheizo- tu pelo ha crecido bastante…
-       Confié en tus palabras…- dijo Sheizo sin prestarle atención a las palabras de Kaito- creía que la cuidarías… que estarías con ella y sería feliz…
-       Por lo menos durante un año si…
-       ¿Cómo te atreves a usarla de esa manera?- estalló Sheizo y luego vio a Abdalla- ¿te dices llamar su mejor amiga?
-       Yo…- musitó la chica.
-       No le digas nada Abdalla- interrumpió Sheizo- no vale la pena… alguien como él…
-       No puedo creer que tuve que servirte todo este tiempo… alguien tan despreciable…
-       ¿eso piensas de mi?- Kaito no parecía alarmado en lo mas mínimo.
-       ¿acaso no conocías a Yune?, ¿acaso no me dijiste que debía alegrarme por su felicidad si tanto me importaba?
-       Claro que lo dije…
-       ¿entonces como pretendes que me alegre si planeas usarla y engañarla?
-       No es algo que te interese… Yune es mi prometida, no tuya… debes alegrarte por su felicidad, va a casarse…
-       ¿Qué hay con todo ese rollo del compromiso que hablaste en la celebración?
-       Es lo que pienso… y todo era parte de mi declaración... tenía que hacerlo publico claro…
-       ¿así que planeas casarte con Yune y engañarla durante un año para luego irte con Abdalla y abandonarla?
-       Como ya dije… son asuntos privados míos… ya no eres miembro de la guardia… no tienes derecho siquiera a preguntarme nada… no tienes rango para que yo considere que seas digno de contarte siquiera que desayune esta mañana…
-       No mereces ser capitán…
-       Pues el rey y todos piensan lo contrario...

Sheizo levantó su espada y se dispuso a atacar a Kaito, pero su estocada no llegó ni a rozar sus mojadas ropas, a diferencia del arma del capitán que se encargó de golpear con fuerza la espalda del espadachín.

-       Veo que llevas la armadura de la guardia y la espada…- rió Kaito- no puede haber mayor deshonra para nosotros que eso…
-       ¡CALLATE TRAIDOR!- gritó Sheizo ahogado por los truenos que aumentaban la fuerza de la tormenta.

Una vez más, Sheizo arremetió contra Kaito usando uno de los movimientos más rápidos que tenia, pero fue inútil ya que su espada chocó contra la solida lanza del capitán.

-       Sabes que no puedes ganarme…- dijo Kaito con su voz tranquila, algo aburrida.
-       No importa… estoy dispuesto a morir si es necesario…
-       ¿morir por ella? Vamos Sheizo, eres un tonto si crees que eso funciona…
-       Al menos no soy de los que traicionan, engañan y abandonan…

Sheizo trataba de cortar repetidamente a Kaito con sus movimientos pero el capitán daba a relucir su titulo bien merecido atrapando, esquivando y defendiendo cada movimiento del espadachín.

-       ¿de verdad estás dispuesto a enfrentar a un adversario mas fuerte?- se extrañó Kaito mientras bloqueaba los ataques frenéticos de Sheizo.
-       Estoy dispuesto a enfrentarme al mismísimo rey…
-       ¿Qué significa ella para ti?
-       Ella…- Sheizo se detuvo y retrocedió un poco para pensarlo, eso era lo que Daniel estaba tratando de hacerle entender- ella… es para mi, una persona maravillosa… cuando veo su sonrisa… el día se hace mas brillante, su personalidad tan alegre y viva… en mi pecho reboza tal emoción… quiero estar a su lado y vivir de esa alegría y sentir su emoción con mi alma…
-       Estas exagerando…- respondió Kaito levantando una ceja.
-       Por esa razón… no soportaría verla llorar… o ver su corazón destrozado por alguien como tú… por esa razón… me enfrentaría a diez reinos para evitar que las lagrimas se derramen por sus mejillas.
-       Interesante…

Motivado por esta nueva fuerza, Sheizo se sintió capaz de vencer a miles de hombres y arremetió una vez más contra el imperturbable y algo incrédulo Kaito, quien esta vez tuvo que moverse a un ritmo un poco más rápido para bloquear los ataques del espadachín.

-       ¡esto es por el bien de Lady Yune!- gritó Sheizo como si eso le diera mas fuerza- KAITO…

Sin embargo, cuando Sheizo finalmente pensó que había encontrado una apertura en la defensa del capitán se lanzó con todo por ella, pero lamentablemente para sorpresa suya, todo era una trampa de Kaito quien había dejado esa apertura a propósito para poder atravesarlo con su contraataque.

Un trueno seguido de un relámpago hizo brillar el cielo, la lluvia finalmente comenzaba a detenerse y la luna apareció de entre las nubes iluminando la plaza. El cuerpo de Sheizo cayó con fuerza al suelo, a pesar de usar la armadura de la Guardia Real, la lanza de Kaito había logrado penetrar su defensa y ahora todo su pecho estaba repleto de sangre.


-       ¿Cómo rayos pudiste hacerlo?- Exclamó Sheizo con fuerza- Kaito…
-       ¿acaso no era eso lo que estabas buscando?- dijo Kaito con voz calmada.
-       ¿Cómo te atreves a usarla de esa manera?- especificó Sheizo y fue cuando la expresión de Kaito siempre serena y tranquila se tornó en una sonrisa irónica.
-       ¡ah!- exclamó el Capitán de la Guardia Real agachándose junto al cuerpo lastimado de su “colega”- ¡ahora veo a que te refieres!
-       No te burles…- musitaba Sheizo, pero sus palabras se debilitaban cada vez mas debido a la perdida de sangre.
-       Deberías guardar silencio- dijo Kaito revisando la herida de Sheizo- no debe ser difícil para ti… después de todo eso es lo mejor que sabes hacer…
-       Eres un…

Sheizo trató de golpear al capitán con sus manos pero la perdida de sangre le hizo imposible cumplir con esa tarea.

-       Es inútil compañero…- dijo Kaito con su habitual voz tranquila y reconfortante.
-       No me llames… compañero- dijo Sheizo ya totalmente agotado, comenzaba a ver sombras a su alrededor.
-       Como tu lo digas… pero antes de despedirnos te diré algo- Kaito se acercó a Sheizo para susurrarle en el oído- Aprende, que no importa que sientas por ella, no importa que pienses de ella, no importa que quieras hacer por ella, nada de eso vale la pena si solamente eres tú el que lo sabe, por eso has fallado y siempre fallaras…
-       Yu…ne…
-       Adiós, Sheizo…


La luz de la luna desapareció de los ojos de Sheizo y todo a su alrededor se volvió oscuro y silencioso como siempre en su vida.

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