Ryukiba
Entre La Espada y La Pared
2da parte
La espada del Silencio
Ya
era tarde, las personas se habían marchado y la fiesta había terminado, pero
una persona seguía de pie en aquella fuente esperando con una mirada llena de
rabia y un sentimiento de injusticia que no alcanzaba para reflejarse en su
rostro.
- Kaito…- repetía
Sheizo una y otra vez en su soledad.
Luego
de que Kaito anunciara su compromiso con la doncella Yune, Sheizo se había
marchado del salón ignorando las palabras de Daniel, su puesto de vigilancia no
significaba nada, el mantenerse allí y tener que ver todas esas caras le
resultaba despreciable.
Luego
de caminar en la oscuridad de los jardines del palacio finalmente se detuvo en
la misma plaza junto al salón donde horas antes, Kaito y Yune hablaban muy
cómodamente sobre casarse.
Las
personas se fueron, las luces del salón se apagaron y solamente la luna era la
que brillaba sobre el dolido espadachín que, por mas que mirase su reflejo en
el agua de de la fuente, no lograba calmar su ira y desesperación.
- Kaito…
- ¿Me llamabas?- respondió
una voz sorpresivamente a sus espaldas.
Sheizo
se dio la vuelta y finalmente pudo ver bajo la luz de la luna el brillo de la
armadura del Capitán Kaito, estaba de pie frente a él con su habitual expresión
seria y tranquila.
- ¿Por qué?- exclamó
Sheizo sin contener las lágrimas de coraje.
- Lamento que te
sientas así…
- ¿entonces por que lo
hiciste?- interrumpió Sheizo levantando un poco mas la voz.
- Era necesario…
- ¡ERA NECESARIO!-
explotó Sheizo y su mano tomo rápidamente el mango de su espada.
- ¿levantarás tu espada
contra tu capitán?
- No, levantaré mi
espada contra un amigo traidor… un tramposo y un…
Sheizo
no necesitó terminar la frase, simplemente sacó su espada y apuntó con furia a
su “capitán” quien con un suspiro levantó su lanza también apuntando a su
oponente.
- Si es así como
quieres resolver las cosas…- dijo Kaito con un tono de decepción.
- No me importa…-
exclamo Sheizo colocándose en guardia- no quiero ver tu rostro, no quiero verte
con ella, no quiero…
El
espadachín arremetió contra Kaito, pero hubo un destello entre ambos y la espada
de Sheizo salió volando y se clavó con fuerza en el suelo varios metros detrás
de su dueño.
- No… puede ser…-
susurró Sheizo mirando la flecha en el suelo frente a él, era lo que le había
desarmado, luego miró hasta la torre más cercana a su izquierda y reconoció el
cabello rubio hondeando ante la brisa nocturna.
- No me hagas hacer
algo que no quiero…- dijo Lucas tensando otra flecha en su arco.
- ¿Por qué?- exclamo
Sheizo al ver a Lucas apuntarle- ¿también tú?
Sin
esperar respuesta y sin importarle todavía las acciones de Lucas, Sheizo se dio
la vuelta para ir en busca de su espada pero algo le bloqueo el paso nuevamente.
Desde algún lado había caído el cuerpo de alguien grande y algo corpulento que
rápidamente sacó dos grandes hachas de mano y levantándose con energía miró a
Sheizo con unos ojos acusadores y comprensivos.
- No tiene por que ser así…-
exclamó Hermes- sólo cálmate.
- ¿tu también?
- Estas perdiendo el
control Shei…- dijo otra voz desde la entrada del salón.
Daniel
estaba de pie con sus manos levantadas las cuales emitían un aura color violeta
oscuro en señal de que el hechicero atacaría con magia poderosa. Sheizo no
podía creer que sus compañeros lo atacaran de esta manera, sin embargo luego de
pensarlo por un rato se arrodilló en el suelo ya que era un hecho que no podría
vencer a toda la guardia real por su cuenta.
-
¿Cómo
pueden hacer esto?- dijo Sheizo en un hilo de voz- ¿Cómo pueden estar apoyando
algo tan injusto?
-
Sabemos
lo mucho que te gustaba lady Yune...- dijo Daniel acercándose- pero no tienes
que actuar de esa manera…
-
El
capitán Kaito debe sentirse peor que nosotros ante esto- dijo Hermes- dejemos
que nos explique.
Todos miraron entonces a Kaito, quien no
había bajado su lanza durante todo este tiempo, sin embargo al ver que no
recibiría ningún ataque se calmó un poco y comenzó a explicar todo con
tranquilidad.
-
Primero
que todo, agradezco su ayuda… aunque no era necesario y lo saben.
-
¿Por
qué haces esto?- dijo Sheizo conteniendo su ira.
-
Déjame
preguntarte algo…- Kaito miró
directamente a Sheizo- ¿Cuánto conoces sobre Lady Yune?
-
Pues…
-
¿sabes
cuales son sus padres?
-
Eh…
yo…
-
¿acaso
tienes idea de que sus gustos?
-
Bueno…
-
¿sus
actividades favoritas?
-
Yo
no…
-
¿sus
miedos, Sus problemas, las cosas que odia?
-
No…
-
¿sabes
algo de ella que no sea su nombre?
-
No…
Hubo un tiempo de silencio en el que Sheizo
hubiese preferido que lo atravesasen con las armas del ejército real que con
aquellas palabras tan directas de Kaito. Lo más doloroso es que todo era
cierto, Sheizo estaba loco por la doncella Yune pero como nunca le hablaba, no
se molestó en saber más allá de su nombre.
Siempre la contemplaba y apreciaba desde una
distancia demasiado lejana como para que esa información llegase a sus oídos,
Sheizo quería salir con ella pero nunca había hablado lo suficiente a
diferencia de Kaito que debido a su puesto de capitán, mantenía ciertas
conversaciones con las doncellas, los reyes y todos en el reino.
Admitiendo la derrota, Sheizo se puso de pie
y dándole la espalda camino completamente tranquilo a las escaleras.
-
Tienes
razón…- dijo Sheizo sin preocuparse por los que estuviesen allí- supongo que
debo pagar el precio de mi cobardía.
-
Portar
una espada de silencio es un peso que solo aquellos que saben soportar la carga
están dispuestos a llevar- dijo Kaito
-
No
tienes que decirme mas…- dijo Sheizo deteniéndose a la mitad de las escaleras-
creo que ya queda claro… si te gustaba Yune podías decírmelo también…
-
Puede
ser… pero seguro reaccionarias como lo haces ahora… lo siento pero no hubieses
podido hablarle o llegar a algo con ella de esa manera…
-
Ya
me he rendido… no me provoques.
-
¿planeas
enfrentarte a la guardia real por ella?
-
Yo…
me…
-
No
digas mas… si se que te enfrentarías al mundo por ella… pero piensa… si de
verdad significa tanto para ti… entonces su felicidad es mas importante que la
tuya…
-
Lo
sé…
-
Entonces…
Sheizo se dio la vuelta y observo a Kaito
desde las escaleras, ante el brillo de la luna sus ojos parecían más
penetrantes que nunca.
-
Solo
espero que no la lastimes…- dijo Sheizo dándose la vuelta- adiós…
-
Sheizo-
dijo finalmente Daniel- ¿estas pensando lo que yo creo?
-
Una
semana para realizar el papeleo…- dijo Kaito adivinando lo que Sheizo trató de
decir- luego…
-
Luego
dejaré la guardia real…- terminó Sheizo avanzando en la penumbra sin mirar
atrás.
A pesar de todo lo que dijeron sus compañeros
sobre que estaba exagerando las cosas, Sheizo seguía firme en su decisión de
dejar la guardia, Kaito entendía perfectamente que no podría seguir viendo el
rostro de Yune junto a al capitán tan fácilmente.
De esa forma pasaron los días y la semana de
servicio y papeleo se cumplió, despidiéndose de sus compañeros y dándole una
reverencia a su antiguo capitán, Sheizo tomó sus cosas y abandonó el palacio
para comenzar a vivir en una posada cercana.
-
No
tenias que irte…- dijo Daniel un día que pasó a visitarlo- ¿no puedes
simplemente entender las palabras de Kaito y seguir con tu vida tal como
estaba?
-
No
es sencillo amigo- dijo Sheizo mirando a la ventana- ver a Kaito todos los días
y sentir esa punzada en el pecho… es duro…
-
Yo
siento punzadas en el estomago… pero es cuando me da hambre… ¡anímate!
-
Agradezco
que quieras hacerme sentir mejor…
-
Al
menos puedes ir a la boda…- dijo Daniel tendiéndole una invitación- todos
estamos invitados…
-
¿crees
que sea capaz de presenciar eso?
-
Hablas
como si fuese una atrocidad…solamente por que no cumpliste tu capricho…
-
¿capricho?-
finalmente Sheizo prestó atención absoluta.
-
Estar
haciendo todas estas cosas por una chica… la cual dices que te gusta pero no
hiciste nada para demostrarlo… eso me suena a capricho… te encaprichaste con
ella y ahora crees que debes renunciar a tu vida por que no la tienes… déjame
decirte que es muy malo de tu parte…
-
Yo…
no creo que sea capricho…
-
Si
no lo es entonces ve a la boda… y demuéstrame que eres mejor que lo que dice
Hermes…
-
¿Qué
dice Hermes?
-
Si
vas a la boda lo sabrás… además de que me ganaré unas cuantas monedas por ello…
Daniel dejó la invitación en un taburete y
levantando el bastón que traía al llegar desapareció de la habitación envuelto
en una luz violeta. Sheizo contempló la invitación por unos segundos
preguntándose todavía si quería ver la boda.
Las palabras del hechicero retumbaron en su
cabeza toda la tarde, ya en la noche la idea no desaparecía de su mente, por lo
tanto Sheizo tomó su espada, que le habían permitido conservar, y salió a las oscuras
calles nocturnas del pueblo.
A pesar de sus pocos años de caballero,
Sheizo estaba acostumbrado a no salir desarmado a ningún sitio, de igual forma
sabía que aquel lugar del reino era un tanto peligroso por las noches ya que
era parte del barrio pobre. Sheizo pensó que una caminata a la plaza central
del reino le aclararía sus ideas, no le importó la lluvia que se avecinaba en
el cielo.
Para cuando Sheizo llegó al sector central
del reino ya empezaban a caer las primeras gotas, en su cabeza la idea de
Daniel todavía no quedaba lo suficientemente clara.
-
¿Qué
se supone que debo hacer?- dijo Sheizo para si mismo al divisar la fuente a la distancia.
Sheizo apresuró el paso como si la respuesta
fuese a estar grabada en la fuente, con un poco de prisa avanzó por las calles
mientras la lluvia se hacia cada vez mas fuerte, sin embargo al estar muy cerca
escuchó risas y el galope de un caballo.
-
Oh
Kaito…- dijo una voz femenina muy conocida- ¿Cuándo dejaras de ser tan
misterioso?
-
Es
un hábito…- dijo la voz del capitán de la guardia real.
Aprovechándose de los sonidos de la lluvia,
Sheizo avanzó con cautela a través de la fuente y ocultándose en unos barriles
pudo divisar lo que pasaba del otro lado de la fuente.
Kaito y Abdalla estaban galopando despacio
por la plaza buscando refugio de la lluvia. Ambos bajaron del caballo cuando
entraron en el toldo de una de las tiendas vacías, fue entonces cuando el
corazón de Sheizo dio un vuelco.
Allí bajo la luz de la plaza, al ritmo de la
lluvia, Kaito tomaba a Abdalla de la cintura acercándola a su cuerpo, luego
Abdalla colocó sus manos alrededor del cuello del capitán y ambos se besaron
tan apasionadamente que a primera vista era difícil saber quien era quien.
El sonido de los truenos ahogo la exclamación
de Sheizo, la mejor amiga de Yune y su prometido, el capitán de la guardia real
tenían esta relación tan “intima” a espaldas de todos. Kaito pasaba sus manos
por la espalda y la abundante cabellera de Abdalla, mientras la joven
acariciaba todo lo que sus manos podían alcanzar, luego de varios minutos ambos
finalmente se separaron.
-
¿Cuánto
tiempo vamos a hacer esto?- dijo Abdalla con algo de preocupación.
-
Primero
debemos esperar a que la boda se celebre…
-
Eso
ya lo se… pero digo… ¿Qué pasará cuando la boda acabe?
-
Dejaremos
correr un año al menos, eso entonces será suficiente para poder abandonar a
Yune y poder irme contigo…
-
¿un
año?
-
Al
menos… recuerda que soy el capitán de la guardia real…
-
Y
un pésimo capitán…- exclamó Sheizo finalmente.
Esta vez no había perdón alguno que cruzara
la mente de Sheizo, sacando su espada comenzó a caminar con pisadas fuertes
hasta donde estaban Kaito y Abdalla, quien saltó de sorpresa separándose de
Kaito, sin embargo el capitán de la guardia real no mostró señal de retroceder
y estirando una mano sacó su lanza que reposaba junto a su caballo.
-
Hace
tiempo que no te veo…- dijo Kaito con calma avanzando hasta Sheizo- tu pelo ha
crecido bastante…
-
Confié
en tus palabras…- dijo Sheizo sin prestarle atención a las palabras de Kaito-
creía que la cuidarías… que estarías con ella y sería feliz…
-
Por
lo menos durante un año si…
-
¿Cómo
te atreves a usarla de esa manera?- estalló Sheizo y luego vio a Abdalla- ¿te
dices llamar su mejor amiga?
-
Yo…-
musitó la chica.
-
No
le digas nada Abdalla- interrumpió Sheizo- no vale la pena… alguien como él…
-
No
puedo creer que tuve que servirte todo este tiempo… alguien tan despreciable…
-
¿eso
piensas de mi?- Kaito no parecía alarmado en lo mas mínimo.
-
¿acaso
no conocías a Yune?, ¿acaso no me dijiste que debía alegrarme por su felicidad
si tanto me importaba?
-
Claro
que lo dije…
-
¿entonces
como pretendes que me alegre si planeas usarla y engañarla?
-
No
es algo que te interese… Yune es mi prometida, no tuya… debes alegrarte por su
felicidad, va a casarse…
-
¿Qué
hay con todo ese rollo del compromiso que hablaste en la celebración?
-
Es
lo que pienso… y todo era parte de mi declaración... tenía que hacerlo publico
claro…
-
¿así
que planeas casarte con Yune y engañarla durante un año para luego irte con
Abdalla y abandonarla?
-
Como
ya dije… son asuntos privados míos… ya no eres miembro de la guardia… no tienes
derecho siquiera a preguntarme nada… no tienes rango para que yo considere que
seas digno de contarte siquiera que desayune esta mañana…
-
No
mereces ser capitán…
-
Pues
el rey y todos piensan lo contrario...
Sheizo levantó su espada y se dispuso a
atacar a Kaito, pero su estocada no llegó ni a rozar sus mojadas ropas, a
diferencia del arma del capitán que se encargó de golpear con fuerza la espalda
del espadachín.
-
Veo
que llevas la armadura de la guardia y la espada…- rió Kaito- no puede haber
mayor deshonra para nosotros que eso…
-
¡CALLATE
TRAIDOR!- gritó Sheizo ahogado por los truenos que aumentaban la fuerza de la
tormenta.
Una vez más, Sheizo arremetió contra Kaito
usando uno de los movimientos más rápidos que tenia, pero fue inútil ya que su
espada chocó contra la solida lanza del capitán.
-
Sabes
que no puedes ganarme…- dijo Kaito con su voz tranquila, algo aburrida.
-
No
importa… estoy dispuesto a morir si es necesario…
-
¿morir
por ella? Vamos Sheizo, eres un tonto si crees que eso funciona…
-
Al
menos no soy de los que traicionan, engañan y abandonan…
Sheizo trataba de cortar repetidamente a
Kaito con sus movimientos pero el capitán daba a relucir su titulo bien
merecido atrapando, esquivando y defendiendo cada movimiento del espadachín.
-
¿de
verdad estás dispuesto a enfrentar a un adversario mas fuerte?- se extrañó
Kaito mientras bloqueaba los ataques frenéticos de Sheizo.
-
Estoy
dispuesto a enfrentarme al mismísimo rey…
-
¿Qué
significa ella para ti?
-
Ella…-
Sheizo se detuvo y retrocedió un poco para pensarlo, eso era lo que Daniel
estaba tratando de hacerle entender- ella… es para mi, una persona maravillosa…
cuando veo su sonrisa… el día se hace mas brillante, su personalidad tan alegre
y viva… en mi pecho reboza tal emoción… quiero estar a su lado y vivir de esa alegría
y sentir su emoción con mi alma…
-
Estas
exagerando…- respondió Kaito levantando una ceja.
-
Por
esa razón… no soportaría verla llorar… o ver su corazón destrozado por alguien
como tú… por esa razón… me enfrentaría a diez reinos para evitar que las
lagrimas se derramen por sus mejillas.
-
Interesante…
Motivado por esta nueva fuerza, Sheizo se
sintió capaz de vencer a miles de hombres y arremetió una vez más contra el
imperturbable y algo incrédulo Kaito, quien esta vez tuvo que moverse a un
ritmo un poco más rápido para bloquear los ataques del espadachín.
-
¡esto
es por el bien de Lady Yune!- gritó Sheizo como si eso le diera mas fuerza-
KAITO…
Sin embargo, cuando Sheizo finalmente pensó
que había encontrado una apertura en la defensa del capitán se lanzó con todo
por ella, pero lamentablemente para sorpresa suya, todo era una trampa de Kaito
quien había dejado esa apertura a propósito para poder atravesarlo con su
contraataque.
Un trueno seguido de un relámpago hizo
brillar el cielo, la lluvia finalmente comenzaba a detenerse y la luna apareció
de entre las nubes iluminando la plaza. El cuerpo de Sheizo cayó con fuerza al
suelo, a pesar de usar la armadura de la Guardia Real, la lanza de Kaito había
logrado penetrar su defensa y ahora todo su pecho estaba repleto de sangre.
- ¿Cómo rayos pudiste
hacerlo?- Exclamó Sheizo con fuerza- Kaito…
- ¿acaso no era eso lo que
estabas buscando?- dijo Kaito con voz calmada.
- ¿Cómo te atreves a
usarla de esa manera?- especificó Sheizo y fue cuando la expresión de Kaito
siempre serena y tranquila se tornó en una sonrisa irónica.
- ¡ah!- exclamó el
Capitán de la Guardia Real agachándose junto al cuerpo lastimado de su
“colega”- ¡ahora veo a que te refieres!
- No te burles…-
musitaba Sheizo, pero sus palabras se debilitaban cada vez mas debido a la
perdida de sangre.
- Deberías guardar
silencio- dijo Kaito revisando la herida de Sheizo- no debe ser difícil para
ti… después de todo eso es lo mejor que sabes hacer…
- Eres un…
Sheizo
trató de golpear al capitán con sus manos pero la perdida de sangre le hizo
imposible cumplir con esa tarea.
- Es inútil compañero…-
dijo Kaito con su habitual voz tranquila y reconfortante.
- No me llames…
compañero- dijo Sheizo ya totalmente agotado, comenzaba a ver sombras a su
alrededor.
- Como tu lo digas…
pero antes de despedirnos te diré algo- Kaito se acercó a Sheizo para
susurrarle en el oído- Aprende, que no importa que sientas por ella, no importa
que pienses de ella, no importa que quieras hacer por ella, nada de eso vale la
pena si solamente eres tú el que lo sabe, por eso has fallado y siempre
fallaras…
- Yu…ne…
- Adiós, Sheizo…
La
luz de la luna desapareció de los ojos de Sheizo y todo a su alrededor se
volvió oscuro y silencioso como siempre en su vida.
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