Ryukiba:
Entre la Espada y la Pared
1era Parte
Un trozo de papel
El cuerpo de Sheizo cayó con fuerza
al suelo, a pesar de usar la armadura de la Guardia Real, la lanza de Kaito
había logrado penetrar su defensa y ahora todo su pecho estaba repleto de
sangre.
- ¿Cómo rayos pudiste
hacerlo?- Exclamó Sheizo con fuerza- Kaito…
- ¿acaso no era eso lo que
estabas buscando?- dijo Kaito con voz calmada.
- ¿Cómo te atreves a
usarla de esa manera?- especificó Sheizo y fue cuando la expresión de Kaito
siempre serena y tranquila se tornó en una sonrisa irónica.
- ¡ah!- exclamó el
Capitán de la Guardia Real agachándose junto al cuerpo lastimado de su
“colega”- ¡ahora veo a que te refieres!
- No te burles…-
musitaba Sheizo, pero sus palabras se debilitaban cada vez mas debido a la
perdida de sangre.
- Deberías guardar
silencio- dijo Kaito revisando la herida de Sheizo- no debe ser difícil para
ti… después de todo eso es lo mejor que sabes hacer…
- Eres un…
Sheizo
trató de golpear al capitán con sus manos pero la perdida de sangre le hizo
imposible cumplir con esa tarea.
- Es inútil compañero…-
dijo Kaito con su habitual voz tranquila y reconfortante.
- No me llames…
compañero- dijo Sheizo ya totalmente agotado, comenzaba a ver sombras a su
alrededor.
- Como tu lo digas…
pero antes de despedirnos te diré algo- Kaito se acercó a Sheizo para
susurrarle en el oído- Aprende, que no importa que sientas por ella, no importa
que pienses de ella, no importa que quieras hacer por ella, nada de eso vale la
pena si solamente eres tú el que lo sabe, por eso has fallado y siempre
fallaras…
- Yu…ne…
- Adiós, Sheizo…
La
luz de la luna desapareció de los ojos de Sheizo y todo a su alrededor se
volvió oscuro y silencioso…
El
sol brillaba con fuerza en el campo de entrenamiento de aquel enorme castillo, un
joven algo alto de cabello marrón claro y ojos color canela se asomaba con
entusiasmo por la ventana de su habitación en una de las torretas desde las
cuales se podían ver, desde el campo de entrenamiento, hasta las puertas
occidentales del reino.
- ¡eh, Sheizo!- gritó
alguien desde el campo de entrenamiento- veo que ya estás despierto, el capitán
te ha esperado por horas.
- ¿Qué tal todo Hermes?-
exclamó Sheizo recordando lo mal humorado que se ponía el capitán Kaito cuando
se demoraban mucho- dile al Capitán que ya mismo bajo.
- Date prisa- dijo
Hermes, otro joven corpulento y con barba prominente que sujetaba dos grandes
hachas con las manos y las lanzaba hacia arriba como si fuese un gigantesco
malabarista.
Sheizo
bajó rápidamente a los vestidores y se puso su armadura, tomó su espada de
doble filo que reposaba junto con otras armas, pero cuando se dispuso a salir
al campo de entrenamiento, tropezó con alguien al salir por la puerta.
- ¡oh!, ¡como lo siento!- chilló una joven doncella, Sheizo algo aturdido y sin dejar de
contemplarla tomó la nota que ella trajo en sus manos, la cual se había caído
al tropezar, y se la entregó con una delicadeza no muy común en el chico.
- No… te preocupes-
dijo Sheizo con voz queda, luego de unos segundos en que ambos se miraron, su
cerebro pareció reaccionar y algo alterado añadió- perdón, ¿buscas algo?
- Quería darle este mensaje
al Capitán Kaito de la Guardia Real- dijo la joven con voz susurrante y casi
melodiosa.
- De acuerdo- dijo
Sheizo tomando la nota despacio- yo se la entregaré al capitán, le doy mi
palabra.
- Muchas gracias-
sonrió la joven, Sheizo sintió como si su pecho fuese de algún material cálido
y suave.
- No… hay… problema-
dijo Sheizo con una voz muy baja pero audible.
La
joven sonriente se dio vuelta y se retiró caminando con pasos peculiares, casi
brincando, Sheizo simplemente se quedó de pie, todavía con la carta en mano,
viendo como se retiraba la doncella.
Yune,
una de las doce doncellas del reino, una joven de actitud animada y alegre que
siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitara, era un poco más baja
que Sheizo y su piel era más morena que la del espadachín.
El
pelo era entre lacio y rizado, siempre vestía el traje oficial de todas las
doncellas del reino, pero para Sheizo ella siempre solía resaltar mas que el
resto.
- ¿otra vez soñando con
Yune?- dijo una voz seca y susurrante detrás de Sheizo, lo que provocó que el
caballero soltara la carta de la impresión.
- ¡ca…capitán!- exclamó
Sheizo al ver al Capitán Kaito salir por la misma puerta donde antes se había
encontrado con la doncella.
Kaito,
el capitán de la guardia real a la que Sheizo pertenecía siempre tenía la
costumbre de aparecer de la nada aprovechando su habilidad en movimientos
sigilosos. Era tan alto como Sheizo, su pelo largo era de color azul celeste y
siempre vestía una elegante armadura imperial sobre sus delgadas facciones.
- No sabía que estaba
allí- se excusó Sheizo al ver que fue sorprendido en sus fantasías- disculpe la
tardanza.
- ¿Cuándo piensas
decirle a Yune tus sentimientos?- dijo un sujeto encapuchado que aparecía
detrás de Kaito.
Era
Daniel, el hechicero mas fuerte que podía tener el castillo, en tiempos de
guerra su habilidad con los tomos y bastones sanadores fue muy útil para
minimizar las bajas en la guardia real, su aspecto más resaltante era su baja
estatura y un ligeramente grande afro fácil de reconocer en la distancia.
Daniel
venía acompañado del resto de la tropa de Kaito, la cual constaba de Lucas, el
arquero, cuyo rubio cabello y aspecto callado se habían ganado popularidad con
las mujeres del reino, Hermes, aquel joven corpulento que siempre llevaba unas
hachas enormes en su espalda y una jarra de cerveza en alguna de sus manos, sin
embargo esa vez, ambas manos se hallaban vacías lo cual explicaba esa expresión
de ansiedad en el rostro de aquel hombre.
- Llevas casi un año
detrás de ella- dijo Daniel como si contase una historia- Creo que ya es hora
de que le digas lo que sientes o terminaras enloqueciendo… y créeme que no
podre curarte luego.
- Además- dijo Hermes
colocando una pesada mano en el hombro de Sheizo, el cual se tambaleó un poco-
es obvio que si no lo haces pronto, nunca mas podrás lograr nada.
- Bueno…- trató de
decir Sheizo- es que, no creo que una doncella tan hermosa como Yune… se fije
en alguien como yo…
- Es la misma excusa
que siempre pones- dijo Daniel con aburrimiento- que eres solamente un soldado
y ella una de las mejores doncellas y una de las mas populares…
- Es verdad…- porfió
Sheizo algo más enérgico que antes.
- Pero si no lo
intentas nunca sabrás- dijo Hermes caminando poco a poco hasta la salida-
después de todo, nadie nunca sabe nada hasta que hace algo…
- Eso no tiene mucho
sentido- aclaró Daniel- sin embargo lo primero es cierto… si no intentas jamás
sabrás.
- ¿y si soy rechazado?
- Eso es algo que
tienes que averiguar… yo no podría decirte si…
- …si soy rechazado, no
podría soportarlo… seria horrible…
- Tranquilo hombre…-
exclamó Lucas con su habitual voz ronca- no te comportes como un niño…
solamente tienes que olvidarla… en caso tal de que te rechace…
- Las mujeres…- suspiró
Sheizo- para mi son la creación más bella de esta tierra, si hay algo que
pienso es que un hombre seria…
- …muy afortunado al
conseguir el afecto de una doncella cualquiera… en especial la de ella-
finalizó Daniel con una cara de fastidio- ya sabemos, es lo que siempre dices…
- Es que es cierto…
- Suficiente…
Kaito
finalmente había hablado y su potente voz silenció el resto, durante toda la
conversación había estado leyendo la carta que la misma Yune había entregado y
que debido al descuido de Sheizo había parado en el suelo, Hermes ya no estaba
cerca pues finalmente había salido del pasillo hacia el pueblo probablemente en
busca del bar mas cercano.
Todos
observaron a Kaito y esté sin decir otra palabra se guardó la nota en su
armadura, con una ultima mirada a los alrededores el capitán avanzó seguido de
sus fieles soldados.
- Esta noche…- dijo
finalmente Kaito cuando salieron a las ruidosas calles del pueblo- tenemos el
Baile de aniversario del Rey y la Reina, todos debemos asistir con carácter
obligatorio.
- Es una oportunidad
única Sheizo- susurró Daniel que caminaba junto al espadachín.
- ¿Era eso lo que decía
la carta?- preguntó Sheizo mirando de manera sospechosa aquel lugar donde Kaito
guardaba el pedazo de papel.
- No- dijo Kaito con
firmeza y antes de que Sheizo volviese a preguntar añadió- es una nota personal
que ella me entregó, quiere que yo haga ciertas cosas por ella para esta noche,
así que mientras preparo todo, ustedes se encargaran de vigilar los alrededores
del palacio.
- ¿Qué clase de…?- se
atrevió a preguntar Sheizo pero el capitán se detuvo y se dio la vuelta para
mirarlo fijamente a los ojos.
- Eso no tiene nada que
ver con las ordenes que recibes…- dijo Kaito en tono autoritario- por favor,
vigilen el castillo, Daniel quiero que inspecciones los alimentos y las bebidas
que van a servirse esta noche, Sheizo tu vigilaras las mazmorras y los
calabozos periódicamente, finalmente Lucas, tienes que buscar a Hermes, dile
que quiero que monte guardia en el salón donde se realizará todo y luego vas y
subes a las torres, vigila cualquier cosa desde las alturas.
- Si, señor- dijo Lucas
y desapareció entre un grupo de personas.
- Nos vemos luego
Sheizo- dijo Daniel también esfumándose.
Sin
embargo Sheizo no se movió de su puesto y Kaito tampoco lo hizo, ambos se
miraban fijamente, ambos sabían claramente lo que el otro pensaba, sin embargo
no hablaron hasta que a su lado un comerciante de melones tropezó con Kaito y
derramó sus frutas por todo el lugar.
- Nos vemos luego
Sheizo- dijo Kaito dándose vuelta pero antes de comenzar a caminar levantó la
mano señalando al cielo- por muy noble que sea el pensamiento… no solo te estas
subestimando a ti mismo, sino que también subestimas a todos los hombres y
caballeros del mundo…
- Capitán… Señor-
Sheizo no sabia si disculparse por su atrevimiento o pedirle ayuda.
- … si hay algo que
quieres, lucha por ello- dijo Kaito y comenzó a caminar alejándose de su
soldado- si no haces nada… es obvio que no ganarás nada.
Esa
noche en el baile de celebración de aniversario, Sheizo pensaba en las palabras
de Kaito, las cuales de cierta forma habían logrado aumentar su confianza,
ahora estaba decidido a hablar con Yune.
Sin
embargo cada vez que trataba de hablarle ella estaba en compañía de Abdalla, su
mejor amiga y de la cual no se separaba mucho. Abdalla era una chica pelirroja
de abundantes rulos y piel blanca como la nieve, vestía siempre igual que todas
las doncellas pero ella solía llevar pulseras y collares caseros ya que sus
padres trabajaban de eso en el bazar.
- ¿Qué pasa?- dijo
Daniel acercándose a Sheizo desde la multitud.
- He querido acercarme
a ella para hablarle, pero siempre está con Abdalla de un lado para otro.
- ¿acaso piensas que te
la van a poner fácil?
- Bueno, pero si está
con su amiga sería muy incomodo decirle las cosas…
- Pero es que… si
quieres hablar con ella a solas puedes pedírselo… después de todo, la guardia
tiene permiso de bailar y todo eso… puedes pedirle que bailen y luego…
- ¿quieres que baile? Lo
lamento pero eso es algo que en definitiva no puedo hacer…
- ¿nervios?
- Demasiados…
- Bueno, entonces pídele
que te acompañe a la fuente en el ala este del salón… ¿no crees que sería
mejor?
- Bueno… lo intentaré…
Sheizo
avanzó con paso decidido hasta llegar a donde estaban Yune y su amiga Abdalla,
sin embargo al ver como ambas chicas lo miraban con extrañeza, los nervios del
joven caballero alcanzaron niveles mucho mas altos.
- Ah… hola- dijo luego
de unos segundos- yo… ¿Cómo están pasando la velada?
- Hola…- respondió Yune
con alegría- pues muy bien, de hecho es increíble como los sirvientes lograron
completar toda la decoración.
- Eso es lo que yo le
estaba diciendo…- intervino Abdalla con el mismo tono de emoción en su voz- las
cortinas tienen una decoración estupenda…
- Ya veo… eh…- Sheizo
trataba de articular sus emociones pero nada podía salir de su boca ahora.
- Y en la cocina se
lucieron con los alimentos… - continuó Yune- increíble que hayan preparado tal
buffet, espero que al rey y la reina les gusten todos los platos que…
- Disculpen…- dijo una
voz susurrante a espaldas de Sheizo- Señorita Yune, ¿me permite un momento para
hablar con usted a solas?
- Kaito…- susurró
Sheizo al darse la vuelta y encontrarse con el capitán.
- Solamente será unos
minutos…- dijo Kaito tendiéndole la mano a Yune y mirando de reojo a Sheizo-
vayamos a la fuente que está en el ala este.
- De… acuerdo…- dijo
Yune un tanto sorprendida y tomando la mano del capitán se fueron directo a la
puerta este.
- ¿Qué piensan hablar?-
dijo Sheizo un tanto incomodo.
Pero
Abdalla ya no le prestaba atención, rápidamente fue hasta la mesa del buffet y
comenzaba a servirse unos enormes platos de todo lo que pudiese conseguir.
Sheizo por otro lado sentía esa molestia en su pecho al ver por la ventana como
el capitán Kaito hablaba con Yune de manera muy sospechosa.
De
repente su mente fue a parar en aquel pedazo de papel que Yune trajo esa
mañana. Para Sheizo el contenido de esa carta era tan preocupante como el hecho
de que Yune estuviese hablando con Kaito de manera muy seria, esa sensación en
el pecho del espadachín se volvía mas intensa.
Sin
perder el control, Sheizo fue hasta donde estaba Daniel, ya que era la persona
que mas conocía a Kaito pues habían crecido juntos desde que nacieron, sus
padres pertenecieron a la antigua guardia real y Daniel era además el segundo
al mando de la Guardia Real Actual.
- ¿Qué sucede?- dijo
Daniel al notar la preocupación en el rostro del joven.
- ¿sabes de que están hablando?-
dijo Sheizo señalando a la ventana donde podían verse a Kaito y Yune hablando
con caras muy serias.
- Creo que Yune le
pidió a Kaito que hablaran…- dijo el hechicero sin apartar la vista de la
ventana- esta mañana en aquella carta…
- ¿sabes lo que decía la
carta?
- No, Kaito solamente
me dijo que tenía que hablar unas cosas con Yune y prepararse para asumir una misión
importante y difícil…
- ¿no dijo que clase de
misión?
- No… pero mira, ambos
ya regresan…
Era
verdad: Kaito y Yune avanzaban de regreso al salón de fiestas, sin embargo al
entrar, Sheizo pudo ver como se tomaban de las manos y temió lo peor. “Kaito no
puede hacer esto, el conoce mis sentimientos hacia Yune” Pensaba Sheizo al ver
como ambos se aproximaban al centro de la sala de baile.
Con
una señal, Kaito le ordeno a la banda que dejara de tocar, al hacerlo todos los
observaron y sin soltar la mano de Yune Kaito comenzó a hablar con una enérgica
y animada voz.
- Lamento la interrupción,
pero me parece oportuno dar ciertos anuncios… - nadie dijo nada, Sheizo
solamente podía observar las manos entrelazadas de ambos- … en primer lugar, déjenme
felicitar al Rey y a la Reina por otro año mas juntos, felicidades.
>>
Por otro lado- Continuó Kaito mientras el Rey, que había estado bailando
levantó una mano en señal de agradecimiento- Como Capitán de la Guardia Real
decidí hacer un anuncio oficial aprovechando que todos están aquí reunidos, les
debo comunicar que asumiré un compromiso con la doncella Yune Silverflower,
para casarnos a finales de este mes.
Hubo
un murmullo general en todo el salón, algunos hasta silbaron, Sheizo por otro
lado miraba a Kaito como si no hubiese escuchado la última parte, luego miraba
a Daniel como si éste tuviese la culpa de todo y por ultimo a Yune quien
presentaba una tímida sonrisa.
- Personalmente…-
siguió Kaito a través de los murmullos- pienso que un compromiso de bodas es
algo serio, sumamente importante… de hecho es una misión personal, una de las
misiones mas importantes y difíciles que se le puede asignar a un caballero.
Pero no se preocupen, personalmente hago mi promesa ante toda la corte real, el
rey en persona, los invitados y toda la guardia real- Kaito miró directamente a
Sheizo- de que yo cuidaré muy bien de Yune y veré que sea muy feliz a mi lado,
muchas gracias por su atención.
Un
mar de aplausos, gritos y silbidos inundó el salón, todos fueron a desearle sus
buenos deseos a la feliz pareja, Daniel por otro lado miraba con preocupación a
Sheizo, quien no escuchaba ningún sonido y solo podía ver con unos ojos llenos
de ira, el rostro de Kaito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario