jueves, 12 de septiembre de 2013

Entre La espada y la Pared


Ryukiba:


Entre la Espada y la Pared






1era Parte

Un trozo de papel

            El cuerpo de Sheizo cayó con fuerza al suelo, a pesar de usar la armadura de la Guardia Real, la lanza de Kaito había logrado penetrar su defensa y ahora todo su pecho estaba repleto de sangre.

-       ¿Cómo rayos pudiste hacerlo?- Exclamó Sheizo con fuerza- Kaito…
-       ¿acaso no era eso lo que estabas buscando?- dijo Kaito con voz calmada.
-       ¿Cómo te atreves a usarla de esa manera?- especificó Sheizo y fue cuando la expresión de Kaito siempre serena y tranquila se tornó en una sonrisa irónica.
-       ¡ah!- exclamó el Capitán de la Guardia Real agachándose junto al cuerpo lastimado de su “colega”- ¡ahora veo a que te refieres!
-       No te burles…- musitaba Sheizo, pero sus palabras se debilitaban cada vez mas debido a la perdida de sangre.
-       Deberías guardar silencio- dijo Kaito revisando la herida de Sheizo- no debe ser difícil para ti… después de todo eso es lo mejor que sabes hacer…
-       Eres un…

Sheizo trató de golpear al capitán con sus manos pero la perdida de sangre le hizo imposible cumplir con esa tarea.

-       Es inútil compañero…- dijo Kaito con su habitual voz tranquila y reconfortante.
-       No me llames… compañero- dijo Sheizo ya totalmente agotado, comenzaba a ver sombras a su alrededor.
-       Como tu lo digas… pero antes de despedirnos te diré algo- Kaito se acercó a Sheizo para susurrarle en el oído- Aprende, que no importa que sientas por ella, no importa que pienses de ella, no importa que quieras hacer por ella, nada de eso vale la pena si solamente eres tú el que lo sabe, por eso has fallado y siempre fallaras…
-       Yu…ne…
-       Adiós, Sheizo…

La luz de la luna desapareció de los ojos de Sheizo y todo a su alrededor se volvió oscuro y silencioso…

El sol brillaba con fuerza en el campo de entrenamiento de aquel enorme castillo, un joven algo alto de cabello marrón claro y ojos color canela se asomaba con entusiasmo por la ventana de su habitación en una de las torretas desde las cuales se podían ver, desde el campo de entrenamiento, hasta las puertas occidentales del reino.

-       ¡eh, Sheizo!- gritó alguien desde el campo de entrenamiento- veo que ya estás despierto, el capitán te ha esperado por horas.
-       ¿Qué tal todo Hermes?- exclamó Sheizo recordando lo mal humorado que se ponía el capitán Kaito cuando se demoraban mucho- dile al Capitán que ya mismo bajo.
-       Date prisa- dijo Hermes, otro joven corpulento y con barba prominente que sujetaba dos grandes hachas con las manos y las lanzaba hacia arriba como si fuese un gigantesco malabarista.

Sheizo bajó rápidamente a los vestidores y se puso su armadura, tomó su espada de doble filo que reposaba junto con otras armas, pero cuando se dispuso a salir al campo de entrenamiento, tropezó con alguien al salir por la puerta.

-       ¡oh!, ¡como lo siento!- chilló una joven doncella, Sheizo algo aturdido y sin dejar de contemplarla tomó la nota que ella trajo en sus manos, la cual se había caído al tropezar, y se la entregó con una delicadeza no muy común en el chico.
-       No… te preocupes- dijo Sheizo con voz queda, luego de unos segundos en que ambos se miraron, su cerebro pareció reaccionar y algo alterado añadió- perdón, ¿buscas algo?
-       Quería darle este mensaje al Capitán Kaito de la Guardia Real- dijo la joven con voz susurrante y casi melodiosa.
-       De acuerdo- dijo Sheizo tomando la nota despacio- yo se la entregaré al capitán, le doy mi palabra.
-       Muchas gracias- sonrió la joven, Sheizo sintió como si su pecho fuese de algún material cálido y suave.
-       No… hay… problema- dijo Sheizo con una voz muy baja pero audible.

La joven sonriente se dio vuelta y se retiró caminando con pasos peculiares, casi brincando, Sheizo simplemente se quedó de pie, todavía con la carta en mano, viendo como se retiraba la doncella.

Yune, una de las doce doncellas del reino, una joven de actitud animada y alegre que siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitara, era un poco más baja que Sheizo y su piel era más morena que la del espadachín.

El pelo era entre lacio y rizado, siempre vestía el traje oficial de todas las doncellas del reino, pero para Sheizo ella siempre solía resaltar mas que el resto.

-       ¿otra vez soñando con Yune?- dijo una voz seca y susurrante detrás de Sheizo, lo que provocó que el caballero soltara la carta de la impresión.
-       ¡ca…capitán!- exclamó Sheizo al ver al Capitán Kaito salir por la misma puerta donde antes se había encontrado con la doncella.

Kaito, el capitán de la guardia real a la que Sheizo pertenecía siempre tenía la costumbre de aparecer de la nada aprovechando su habilidad en movimientos sigilosos. Era tan alto como Sheizo, su pelo largo era de color azul celeste y siempre vestía una elegante armadura imperial sobre sus delgadas facciones.

-       No sabía que estaba allí- se excusó Sheizo al ver que fue sorprendido en sus fantasías- disculpe la tardanza.
-       ¿Cuándo piensas decirle a Yune tus sentimientos?- dijo un sujeto encapuchado que aparecía detrás de Kaito.

Era Daniel, el hechicero mas fuerte que podía tener el castillo, en tiempos de guerra su habilidad con los tomos y bastones sanadores fue muy útil para minimizar las bajas en la guardia real, su aspecto más resaltante era su baja estatura y un ligeramente grande afro fácil de reconocer en la distancia.

Daniel venía acompañado del resto de la tropa de Kaito, la cual constaba de Lucas, el arquero, cuyo rubio cabello y aspecto callado se habían ganado popularidad con las mujeres del reino, Hermes, aquel joven corpulento que siempre llevaba unas hachas enormes en su espalda y una jarra de cerveza en alguna de sus manos, sin embargo esa vez, ambas manos se hallaban vacías lo cual explicaba esa expresión de ansiedad en el rostro de aquel hombre.

-       Llevas casi un año detrás de ella- dijo Daniel como si contase una historia- Creo que ya es hora de que le digas lo que sientes o terminaras enloqueciendo… y créeme que no podre curarte luego.
-       Además- dijo Hermes colocando una pesada mano en el hombro de Sheizo, el cual se tambaleó un poco- es obvio que si no lo haces pronto, nunca mas podrás lograr nada.
-       Bueno…- trató de decir Sheizo- es que, no creo que una doncella tan hermosa como Yune… se fije en alguien como yo…
-       Es la misma excusa que siempre pones- dijo Daniel con aburrimiento- que eres solamente un soldado y ella una de las mejores doncellas y una de las mas populares…
-       Es verdad…- porfió Sheizo algo más enérgico que antes.
-       Pero si no lo intentas nunca sabrás- dijo Hermes caminando poco a poco hasta la salida- después de todo, nadie nunca sabe nada hasta que hace algo…
-       Eso no tiene mucho sentido- aclaró Daniel- sin embargo lo primero es cierto… si no intentas jamás sabrás.
-       ¿y si soy rechazado?
-       Eso es algo que tienes que averiguar… yo no podría decirte si…
-       …si soy rechazado, no podría soportarlo… seria horrible…
-       Tranquilo hombre…- exclamó Lucas con su habitual voz ronca- no te comportes como un niño… solamente tienes que olvidarla… en caso tal de que te rechace…
-       Las mujeres…- suspiró Sheizo- para mi son la creación más bella de esta tierra, si hay algo que pienso es que un hombre seria…
-       …muy afortunado al conseguir el afecto de una doncella cualquiera… en especial la de ella- finalizó Daniel con una cara de fastidio- ya sabemos, es lo que siempre dices…
-       Es que es cierto…
-       Suficiente…

Kaito finalmente había hablado y su potente voz silenció el resto, durante toda la conversación había estado leyendo la carta que la misma Yune había entregado y que debido al descuido de Sheizo había parado en el suelo, Hermes ya no estaba cerca pues finalmente había salido del pasillo hacia el pueblo probablemente en busca del bar mas cercano.

Todos observaron a Kaito y esté sin decir otra palabra se guardó la nota en su armadura, con una ultima mirada a los alrededores el capitán avanzó seguido de sus fieles soldados.

-       Esta noche…- dijo finalmente Kaito cuando salieron a las ruidosas calles del pueblo- tenemos el Baile de aniversario del Rey y la Reina, todos debemos asistir con carácter obligatorio.
-       Es una oportunidad única Sheizo- susurró Daniel que caminaba junto al espadachín.
-       ¿Era eso lo que decía la carta?- preguntó Sheizo mirando de manera sospechosa aquel lugar donde Kaito guardaba el pedazo de papel.
-       No- dijo Kaito con firmeza y antes de que Sheizo volviese a preguntar añadió- es una nota personal que ella me entregó, quiere que yo haga ciertas cosas por ella para esta noche, así que mientras preparo todo, ustedes se encargaran de vigilar los alrededores del palacio.
-       ¿Qué clase de…?- se atrevió a preguntar Sheizo pero el capitán se detuvo y se dio la vuelta para mirarlo fijamente a los ojos.
-       Eso no tiene nada que ver con las ordenes que recibes…- dijo Kaito en tono autoritario- por favor, vigilen el castillo, Daniel quiero que inspecciones los alimentos y las bebidas que van a servirse esta noche, Sheizo tu vigilaras las mazmorras y los calabozos periódicamente, finalmente Lucas, tienes que buscar a Hermes, dile que quiero que monte guardia en el salón donde se realizará todo y luego vas y subes a las torres, vigila cualquier cosa desde las alturas.
-       Si, señor- dijo Lucas y desapareció entre un grupo de personas.
-       Nos vemos luego Sheizo- dijo Daniel también esfumándose.

Sin embargo Sheizo no se movió de su puesto y Kaito tampoco lo hizo, ambos se miraban fijamente, ambos sabían claramente lo que el otro pensaba, sin embargo no hablaron hasta que a su lado un comerciante de melones tropezó con Kaito y derramó sus frutas por todo el lugar.

-       Nos vemos luego Sheizo- dijo Kaito dándose vuelta pero antes de comenzar a caminar levantó la mano señalando al cielo- por muy noble que sea el pensamiento… no solo te estas subestimando a ti mismo, sino que también subestimas a todos los hombres y caballeros del mundo…
-       Capitán… Señor- Sheizo no sabia si disculparse por su atrevimiento o pedirle ayuda.
-       … si hay algo que quieres, lucha por ello- dijo Kaito y comenzó a caminar alejándose de su soldado- si no haces nada… es obvio que no ganarás nada.


Esa noche en el baile de celebración de aniversario, Sheizo pensaba en las palabras de Kaito, las cuales de cierta forma habían logrado aumentar su confianza, ahora estaba decidido a hablar con Yune.

Sin embargo cada vez que trataba de hablarle ella estaba en compañía de Abdalla, su mejor amiga y de la cual no se separaba mucho. Abdalla era una chica pelirroja de abundantes rulos y piel blanca como la nieve, vestía siempre igual que todas las doncellas pero ella solía llevar pulseras y collares caseros ya que sus padres trabajaban de eso en el bazar.

-       ¿Qué pasa?- dijo Daniel acercándose a Sheizo desde la multitud.
-       He querido acercarme a ella para hablarle, pero siempre está con Abdalla de un lado para otro.
-       ¿acaso piensas que te la van a poner fácil?
-       Bueno, pero si está con su amiga sería muy incomodo decirle las cosas…
-       Pero es que… si quieres hablar con ella a solas puedes pedírselo… después de todo, la guardia tiene permiso de bailar y todo eso… puedes pedirle que bailen y luego…
-       ¿quieres que baile? Lo lamento pero eso es algo que en definitiva no puedo hacer…
-       ¿nervios?
-       Demasiados…
-       Bueno, entonces pídele que te acompañe a la fuente en el ala este del salón… ¿no crees que sería mejor?
-       Bueno… lo intentaré…

Sheizo avanzó con paso decidido hasta llegar a donde estaban Yune y su amiga Abdalla, sin embargo al ver como ambas chicas lo miraban con extrañeza, los nervios del joven caballero alcanzaron niveles mucho mas altos.

-       Ah… hola- dijo luego de unos segundos- yo… ¿Cómo están pasando la velada?
-       Hola…- respondió Yune con alegría- pues muy bien, de hecho es increíble como los sirvientes lograron completar toda la decoración.
-       Eso es lo que yo le estaba diciendo…- intervino Abdalla con el mismo tono de emoción en su voz- las cortinas tienen una decoración estupenda…
-       Ya veo… eh…- Sheizo trataba de articular sus emociones pero nada podía salir de su boca ahora.
-       Y en la cocina se lucieron con los alimentos… - continuó Yune- increíble que hayan preparado tal buffet, espero que al rey y la reina les gusten todos los platos que…
-       Disculpen…- dijo una voz susurrante a espaldas de Sheizo- Señorita Yune, ¿me permite un momento para hablar con usted a solas?
-       Kaito…- susurró Sheizo al darse la vuelta y encontrarse con el capitán.
-       Solamente será unos minutos…- dijo Kaito tendiéndole la mano a Yune y mirando de reojo a Sheizo- vayamos a la fuente que está en el ala este.
-       De… acuerdo…- dijo Yune un tanto sorprendida y tomando la mano del capitán se fueron directo a la puerta este.
-       ¿Qué piensan hablar?- dijo Sheizo un tanto incomodo.

Pero Abdalla ya no le prestaba atención, rápidamente fue hasta la mesa del buffet y comenzaba a servirse unos enormes platos de todo lo que pudiese conseguir. Sheizo por otro lado sentía esa molestia en su pecho al ver por la ventana como el capitán Kaito hablaba con Yune de manera muy sospechosa.

De repente su mente fue a parar en aquel pedazo de papel que Yune trajo esa mañana. Para Sheizo el contenido de esa carta era tan preocupante como el hecho de que Yune estuviese hablando con Kaito de manera muy seria, esa sensación en el pecho del espadachín se volvía mas intensa.

Sin perder el control, Sheizo fue hasta donde estaba Daniel, ya que era la persona que mas conocía a Kaito pues habían crecido juntos desde que nacieron, sus padres pertenecieron a la antigua guardia real y Daniel era además el segundo al mando de la Guardia Real Actual.

-       ¿Qué sucede?- dijo Daniel al notar la preocupación en el rostro del joven.
-       ¿sabes de que están hablando?- dijo Sheizo señalando a la ventana donde podían verse a Kaito y Yune hablando con caras muy serias.
-       Creo que Yune le pidió a Kaito que hablaran…- dijo el hechicero sin apartar la vista de la ventana- esta mañana en aquella carta…
-       ¿sabes lo que decía la carta?
-       No, Kaito solamente me dijo que tenía que hablar unas cosas con Yune y prepararse para asumir una misión importante y difícil…
-       ¿no dijo que clase de misión?
-       No… pero mira, ambos ya regresan…

Era verdad: Kaito y Yune avanzaban de regreso al salón de fiestas, sin embargo al entrar, Sheizo pudo ver como se tomaban de las manos y temió lo peor. “Kaito no puede hacer esto, el conoce mis sentimientos hacia Yune” Pensaba Sheizo al ver como ambos se aproximaban al centro de la sala de baile.

Con una señal, Kaito le ordeno a la banda que dejara de tocar, al hacerlo todos los observaron y sin soltar la mano de Yune Kaito comenzó a hablar con una enérgica y animada voz.

-       Lamento la interrupción, pero me parece oportuno dar ciertos anuncios… - nadie dijo nada, Sheizo solamente podía observar las manos entrelazadas de ambos- … en primer lugar, déjenme felicitar al Rey y a la Reina por otro año mas juntos, felicidades.

>> Por otro lado- Continuó Kaito mientras el Rey, que había estado bailando levantó una mano en señal de agradecimiento- Como Capitán de la Guardia Real decidí hacer un anuncio oficial aprovechando que todos están aquí reunidos, les debo comunicar que asumiré un compromiso con la doncella Yune Silverflower, para casarnos a finales de este mes.

Hubo un murmullo general en todo el salón, algunos hasta silbaron, Sheizo por otro lado miraba a Kaito como si no hubiese escuchado la última parte, luego miraba a Daniel como si éste tuviese la culpa de todo y por ultimo a Yune quien presentaba una tímida sonrisa.

-       Personalmente…- siguió Kaito a través de los murmullos- pienso que un compromiso de bodas es algo serio, sumamente importante… de hecho es una misión personal, una de las misiones mas importantes y difíciles que se le puede asignar a un caballero. Pero no se preocupen, personalmente hago mi promesa ante toda la corte real, el rey en persona, los invitados y toda la guardia real- Kaito miró directamente a Sheizo- de que yo cuidaré muy bien de Yune y veré que sea muy feliz a mi lado, muchas gracias por su atención.


Un mar de aplausos, gritos y silbidos inundó el salón, todos fueron a desearle sus buenos deseos a la feliz pareja, Daniel por otro lado miraba con preocupación a Sheizo, quien no escuchaba ningún sonido y solo podía ver con unos ojos llenos de ira, el rostro de Kaito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario