sábado, 28 de septiembre de 2013

Entre La Espada y La Pared

Ryukiba


Entre La Espada y La Pared






2da parte

La espada del Silencio


Ya era tarde, las personas se habían marchado y la fiesta había terminado, pero una persona seguía de pie en aquella fuente esperando con una mirada llena de rabia y un sentimiento de injusticia que no alcanzaba para reflejarse en su rostro.

-       Kaito…- repetía Sheizo una y otra vez en su soledad.

Luego de que Kaito anunciara su compromiso con la doncella Yune, Sheizo se había marchado del salón ignorando las palabras de Daniel, su puesto de vigilancia no significaba nada, el mantenerse allí y tener que ver todas esas caras le resultaba despreciable.

Luego de caminar en la oscuridad de los jardines del palacio finalmente se detuvo en la misma plaza junto al salón donde horas antes, Kaito y Yune hablaban muy cómodamente sobre casarse.

Las personas se fueron, las luces del salón se apagaron y solamente la luna era la que brillaba sobre el dolido espadachín que, por mas que mirase su reflejo en el agua de de la fuente, no lograba calmar su ira y desesperación.

-       Kaito…
-       ¿Me llamabas?- respondió una voz sorpresivamente a sus espaldas.

Sheizo se dio la vuelta y finalmente pudo ver bajo la luz de la luna el brillo de la armadura del Capitán Kaito, estaba de pie frente a él con su habitual expresión seria y tranquila.

-       ¿Por qué?- exclamó Sheizo sin contener las lágrimas de coraje.
-       Lamento que te sientas así…
-       ¿entonces por que lo hiciste?- interrumpió Sheizo levantando un poco mas la voz.
-       Era necesario…
-       ¡ERA NECESARIO!- explotó Sheizo y su mano tomo rápidamente el mango de su espada.
-       ¿levantarás tu espada contra tu capitán?
-       No, levantaré mi espada contra un amigo traidor… un tramposo y un…

Sheizo no necesitó terminar la frase, simplemente sacó su espada y apuntó con furia a su “capitán” quien con un suspiro levantó su lanza también apuntando a su oponente.

-       Si es así como quieres resolver las cosas…- dijo Kaito con un tono de decepción.
-       No me importa…- exclamo Sheizo colocándose en guardia- no quiero ver tu rostro, no quiero verte con ella, no quiero…

El espadachín arremetió contra Kaito, pero hubo un destello entre ambos y la espada de Sheizo salió volando y se clavó con fuerza en el suelo varios metros detrás de su dueño.

-       No… puede ser…- susurró Sheizo mirando la flecha en el suelo frente a él, era lo que le había desarmado, luego miró hasta la torre más cercana a su izquierda y reconoció el cabello rubio hondeando ante la brisa nocturna.
-       No me hagas hacer algo que no quiero…- dijo Lucas tensando otra flecha en su arco.
-       ¿Por qué?- exclamo Sheizo al ver a Lucas apuntarle- ¿también tú?

Sin esperar respuesta y sin importarle todavía las acciones de Lucas, Sheizo se dio la vuelta para ir en busca de su espada pero algo le bloqueo el paso nuevamente. Desde algún lado había caído el cuerpo de alguien grande y algo corpulento que rápidamente sacó dos grandes hachas de mano y levantándose con energía miró a Sheizo con unos ojos acusadores y comprensivos.

-       No tiene por que ser así…- exclamó Hermes- sólo cálmate.
-       ¿tu también?
-       Estas perdiendo el control Shei…- dijo otra voz desde la entrada del salón.

Daniel estaba de pie con sus manos levantadas las cuales emitían un aura color violeta oscuro en señal de que el hechicero atacaría con magia poderosa. Sheizo no podía creer que sus compañeros lo atacaran de esta manera, sin embargo luego de pensarlo por un rato se arrodilló en el suelo ya que era un hecho que no podría vencer a toda la guardia real por su cuenta.

-       ¿Cómo pueden hacer esto?- dijo Sheizo en un hilo de voz- ¿Cómo pueden estar apoyando algo tan injusto?
-       Sabemos lo mucho que te gustaba lady Yune...- dijo Daniel acercándose- pero no tienes que actuar de esa manera…
-       El capitán Kaito debe sentirse peor que nosotros ante esto- dijo Hermes- dejemos que nos explique.

Todos miraron entonces a Kaito, quien no había bajado su lanza durante todo este tiempo, sin embargo al ver que no recibiría ningún ataque se calmó un poco y comenzó a explicar todo con tranquilidad.

-       Primero que todo, agradezco su ayuda… aunque no era necesario y lo saben.
-       ¿Por qué haces esto?- dijo Sheizo conteniendo su ira.
-       Déjame preguntarte algo…-  Kaito miró directamente a Sheizo- ¿Cuánto conoces sobre Lady Yune?
-       Pues…
-       ¿sabes cuales son sus padres?
-       Eh… yo…
-       ¿acaso tienes idea de que sus gustos?
-       Bueno…
-       ¿sus actividades favoritas?
-       Yo no…
-       ¿sus miedos, Sus problemas, las cosas que odia?
-       No…
-       ¿sabes algo de ella que no sea su nombre?
-       No…

Hubo un tiempo de silencio en el que Sheizo hubiese preferido que lo atravesasen con las armas del ejército real que con aquellas palabras tan directas de Kaito. Lo más doloroso es que todo era cierto, Sheizo estaba loco por la doncella Yune pero como nunca le hablaba, no se molestó en saber más allá de su nombre.

Siempre la contemplaba y apreciaba desde una distancia demasiado lejana como para que esa información llegase a sus oídos, Sheizo quería salir con ella pero nunca había hablado lo suficiente a diferencia de Kaito que debido a su puesto de capitán, mantenía ciertas conversaciones con las doncellas, los reyes y todos en el reino.

Admitiendo la derrota, Sheizo se puso de pie y dándole la espalda camino completamente tranquilo a las escaleras.

-       Tienes razón…- dijo Sheizo sin preocuparse por los que estuviesen allí- supongo que debo pagar el precio de mi cobardía.
-       Portar una espada de silencio es un peso que solo aquellos que saben soportar la carga están dispuestos a llevar- dijo Kaito
-       No tienes que decirme mas…- dijo Sheizo deteniéndose a la mitad de las escaleras- creo que ya queda claro… si te gustaba Yune podías decírmelo también…
-       Puede ser… pero seguro reaccionarias como lo haces ahora… lo siento pero no hubieses podido hablarle o llegar a algo con ella de esa manera…
-       Ya me he rendido… no me provoques.
-       ¿planeas enfrentarte a la guardia real por ella?
-       Yo… me…
-       No digas mas… si se que te enfrentarías al mundo por ella… pero piensa… si de verdad significa tanto para ti… entonces su felicidad es mas importante que la tuya…
-       Lo sé…
-       Entonces…

Sheizo se dio la vuelta y observo a Kaito desde las escaleras, ante el brillo de la luna sus ojos parecían más penetrantes que nunca.

-       Solo espero que no la lastimes…- dijo Sheizo dándose la vuelta- adiós…
-       Sheizo- dijo finalmente Daniel- ¿estas pensando lo que yo creo?
-       Una semana para realizar el papeleo…- dijo Kaito adivinando lo que Sheizo trató de decir- luego…
-       Luego dejaré la guardia real…- terminó Sheizo avanzando en la penumbra sin mirar atrás.


A pesar de todo lo que dijeron sus compañeros sobre que estaba exagerando las cosas, Sheizo seguía firme en su decisión de dejar la guardia, Kaito entendía perfectamente que no podría seguir viendo el rostro de Yune junto a al capitán tan fácilmente.

De esa forma pasaron los días y la semana de servicio y papeleo se cumplió, despidiéndose de sus compañeros y dándole una reverencia a su antiguo capitán, Sheizo tomó sus cosas y abandonó el palacio para comenzar a vivir en una posada cercana.

-       No tenias que irte…- dijo Daniel un día que pasó a visitarlo- ¿no puedes simplemente entender las palabras de Kaito y seguir con tu vida tal como estaba?
-       No es sencillo amigo- dijo Sheizo mirando a la ventana- ver a Kaito todos los días y sentir esa punzada en el pecho… es duro…
-       Yo siento punzadas en el estomago… pero es cuando me da hambre… ¡anímate!
-       Agradezco que quieras hacerme sentir mejor…
-       Al menos puedes ir a la boda…- dijo Daniel tendiéndole una invitación- todos estamos invitados…
-       ¿crees que sea capaz de presenciar eso?
-       Hablas como si fuese una atrocidad…solamente por que no cumpliste tu capricho…
-       ¿capricho?- finalmente Sheizo prestó atención absoluta.
-       Estar haciendo todas estas cosas por una chica… la cual dices que te gusta pero no hiciste nada para demostrarlo… eso me suena a capricho… te encaprichaste con ella y ahora crees que debes renunciar a tu vida por que no la tienes… déjame decirte que es muy malo de tu parte…
-       Yo… no creo que sea capricho…
-       Si no lo es entonces ve a la boda… y demuéstrame que eres mejor que lo que dice Hermes…
-       ¿Qué dice Hermes?
-       Si vas a la boda lo sabrás… además de que me ganaré unas cuantas monedas por ello…

Daniel dejó la invitación en un taburete y levantando el bastón que traía al llegar desapareció de la habitación envuelto en una luz violeta. Sheizo contempló la invitación por unos segundos preguntándose todavía si quería ver la boda.

Las palabras del hechicero retumbaron en su cabeza toda la tarde, ya en la noche la idea no desaparecía de su mente, por lo tanto Sheizo tomó su espada, que le habían permitido conservar, y salió a las oscuras calles nocturnas del pueblo.

A pesar de sus pocos años de caballero, Sheizo estaba acostumbrado a no salir desarmado a ningún sitio, de igual forma sabía que aquel lugar del reino era un tanto peligroso por las noches ya que era parte del barrio pobre. Sheizo pensó que una caminata a la plaza central del reino le aclararía sus ideas, no le importó la lluvia que se avecinaba en el cielo.

Para cuando Sheizo llegó al sector central del reino ya empezaban a caer las primeras gotas, en su cabeza la idea de Daniel todavía no quedaba lo suficientemente clara.

-       ¿Qué se supone que debo hacer?- dijo Sheizo para si mismo al divisar la fuente  a la distancia.

Sheizo apresuró el paso como si la respuesta fuese a estar grabada en la fuente, con un poco de prisa avanzó por las calles mientras la lluvia se hacia cada vez mas fuerte, sin embargo al estar muy cerca escuchó risas y el galope de un caballo.

-       Oh Kaito…- dijo una voz femenina muy conocida- ¿Cuándo dejaras de ser tan misterioso?
-       Es un hábito…- dijo la voz del capitán de la guardia real.

Aprovechándose de los sonidos de la lluvia, Sheizo avanzó con cautela a través de la fuente y ocultándose en unos barriles pudo divisar lo que pasaba del otro lado de la fuente.

Kaito y Abdalla estaban galopando despacio por la plaza buscando refugio de la lluvia. Ambos bajaron del caballo cuando entraron en el toldo de una de las tiendas vacías, fue entonces cuando el corazón de Sheizo dio un vuelco.

Allí bajo la luz de la plaza, al ritmo de la lluvia, Kaito tomaba a Abdalla de la cintura acercándola a su cuerpo, luego Abdalla colocó sus manos alrededor del cuello del capitán y ambos se besaron tan apasionadamente que a primera vista era difícil saber quien era quien.

El sonido de los truenos ahogo la exclamación de Sheizo, la mejor amiga de Yune y su prometido, el capitán de la guardia real tenían esta relación tan “intima” a espaldas de todos. Kaito pasaba sus manos por la espalda y la abundante cabellera de Abdalla, mientras la joven acariciaba todo lo que sus manos podían alcanzar, luego de varios minutos ambos finalmente se separaron.

-       ¿Cuánto tiempo vamos a hacer esto?- dijo Abdalla con algo de preocupación.
-       Primero debemos esperar a que la boda se celebre…
-       Eso ya lo se… pero digo… ¿Qué pasará cuando la boda acabe?
-       Dejaremos correr un año al menos, eso entonces será suficiente para poder abandonar a Yune y poder irme contigo…
-       ¿un año?
-       Al menos… recuerda que soy el capitán de la guardia real…
-       Y un pésimo capitán…- exclamó Sheizo finalmente.

Esta vez no había perdón alguno que cruzara la mente de Sheizo, sacando su espada comenzó a caminar con pisadas fuertes hasta donde estaban Kaito y Abdalla, quien saltó de sorpresa separándose de Kaito, sin embargo el capitán de la guardia real no mostró señal de retroceder y estirando una mano sacó su lanza que reposaba junto a su caballo.

-       Hace tiempo que no te veo…- dijo Kaito con calma avanzando hasta Sheizo- tu pelo ha crecido bastante…
-       Confié en tus palabras…- dijo Sheizo sin prestarle atención a las palabras de Kaito- creía que la cuidarías… que estarías con ella y sería feliz…
-       Por lo menos durante un año si…
-       ¿Cómo te atreves a usarla de esa manera?- estalló Sheizo y luego vio a Abdalla- ¿te dices llamar su mejor amiga?
-       Yo…- musitó la chica.
-       No le digas nada Abdalla- interrumpió Sheizo- no vale la pena… alguien como él…
-       No puedo creer que tuve que servirte todo este tiempo… alguien tan despreciable…
-       ¿eso piensas de mi?- Kaito no parecía alarmado en lo mas mínimo.
-       ¿acaso no conocías a Yune?, ¿acaso no me dijiste que debía alegrarme por su felicidad si tanto me importaba?
-       Claro que lo dije…
-       ¿entonces como pretendes que me alegre si planeas usarla y engañarla?
-       No es algo que te interese… Yune es mi prometida, no tuya… debes alegrarte por su felicidad, va a casarse…
-       ¿Qué hay con todo ese rollo del compromiso que hablaste en la celebración?
-       Es lo que pienso… y todo era parte de mi declaración... tenía que hacerlo publico claro…
-       ¿así que planeas casarte con Yune y engañarla durante un año para luego irte con Abdalla y abandonarla?
-       Como ya dije… son asuntos privados míos… ya no eres miembro de la guardia… no tienes derecho siquiera a preguntarme nada… no tienes rango para que yo considere que seas digno de contarte siquiera que desayune esta mañana…
-       No mereces ser capitán…
-       Pues el rey y todos piensan lo contrario...

Sheizo levantó su espada y se dispuso a atacar a Kaito, pero su estocada no llegó ni a rozar sus mojadas ropas, a diferencia del arma del capitán que se encargó de golpear con fuerza la espalda del espadachín.

-       Veo que llevas la armadura de la guardia y la espada…- rió Kaito- no puede haber mayor deshonra para nosotros que eso…
-       ¡CALLATE TRAIDOR!- gritó Sheizo ahogado por los truenos que aumentaban la fuerza de la tormenta.

Una vez más, Sheizo arremetió contra Kaito usando uno de los movimientos más rápidos que tenia, pero fue inútil ya que su espada chocó contra la solida lanza del capitán.

-       Sabes que no puedes ganarme…- dijo Kaito con su voz tranquila, algo aburrida.
-       No importa… estoy dispuesto a morir si es necesario…
-       ¿morir por ella? Vamos Sheizo, eres un tonto si crees que eso funciona…
-       Al menos no soy de los que traicionan, engañan y abandonan…

Sheizo trataba de cortar repetidamente a Kaito con sus movimientos pero el capitán daba a relucir su titulo bien merecido atrapando, esquivando y defendiendo cada movimiento del espadachín.

-       ¿de verdad estás dispuesto a enfrentar a un adversario mas fuerte?- se extrañó Kaito mientras bloqueaba los ataques frenéticos de Sheizo.
-       Estoy dispuesto a enfrentarme al mismísimo rey…
-       ¿Qué significa ella para ti?
-       Ella…- Sheizo se detuvo y retrocedió un poco para pensarlo, eso era lo que Daniel estaba tratando de hacerle entender- ella… es para mi, una persona maravillosa… cuando veo su sonrisa… el día se hace mas brillante, su personalidad tan alegre y viva… en mi pecho reboza tal emoción… quiero estar a su lado y vivir de esa alegría y sentir su emoción con mi alma…
-       Estas exagerando…- respondió Kaito levantando una ceja.
-       Por esa razón… no soportaría verla llorar… o ver su corazón destrozado por alguien como tú… por esa razón… me enfrentaría a diez reinos para evitar que las lagrimas se derramen por sus mejillas.
-       Interesante…

Motivado por esta nueva fuerza, Sheizo se sintió capaz de vencer a miles de hombres y arremetió una vez más contra el imperturbable y algo incrédulo Kaito, quien esta vez tuvo que moverse a un ritmo un poco más rápido para bloquear los ataques del espadachín.

-       ¡esto es por el bien de Lady Yune!- gritó Sheizo como si eso le diera mas fuerza- KAITO…

Sin embargo, cuando Sheizo finalmente pensó que había encontrado una apertura en la defensa del capitán se lanzó con todo por ella, pero lamentablemente para sorpresa suya, todo era una trampa de Kaito quien había dejado esa apertura a propósito para poder atravesarlo con su contraataque.

Un trueno seguido de un relámpago hizo brillar el cielo, la lluvia finalmente comenzaba a detenerse y la luna apareció de entre las nubes iluminando la plaza. El cuerpo de Sheizo cayó con fuerza al suelo, a pesar de usar la armadura de la Guardia Real, la lanza de Kaito había logrado penetrar su defensa y ahora todo su pecho estaba repleto de sangre.


-       ¿Cómo rayos pudiste hacerlo?- Exclamó Sheizo con fuerza- Kaito…
-       ¿acaso no era eso lo que estabas buscando?- dijo Kaito con voz calmada.
-       ¿Cómo te atreves a usarla de esa manera?- especificó Sheizo y fue cuando la expresión de Kaito siempre serena y tranquila se tornó en una sonrisa irónica.
-       ¡ah!- exclamó el Capitán de la Guardia Real agachándose junto al cuerpo lastimado de su “colega”- ¡ahora veo a que te refieres!
-       No te burles…- musitaba Sheizo, pero sus palabras se debilitaban cada vez mas debido a la perdida de sangre.
-       Deberías guardar silencio- dijo Kaito revisando la herida de Sheizo- no debe ser difícil para ti… después de todo eso es lo mejor que sabes hacer…
-       Eres un…

Sheizo trató de golpear al capitán con sus manos pero la perdida de sangre le hizo imposible cumplir con esa tarea.

-       Es inútil compañero…- dijo Kaito con su habitual voz tranquila y reconfortante.
-       No me llames… compañero- dijo Sheizo ya totalmente agotado, comenzaba a ver sombras a su alrededor.
-       Como tu lo digas… pero antes de despedirnos te diré algo- Kaito se acercó a Sheizo para susurrarle en el oído- Aprende, que no importa que sientas por ella, no importa que pienses de ella, no importa que quieras hacer por ella, nada de eso vale la pena si solamente eres tú el que lo sabe, por eso has fallado y siempre fallaras…
-       Yu…ne…
-       Adiós, Sheizo…


La luz de la luna desapareció de los ojos de Sheizo y todo a su alrededor se volvió oscuro y silencioso como siempre en su vida.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Entre La espada y la Pared


Ryukiba:


Entre la Espada y la Pared






1era Parte

Un trozo de papel

            El cuerpo de Sheizo cayó con fuerza al suelo, a pesar de usar la armadura de la Guardia Real, la lanza de Kaito había logrado penetrar su defensa y ahora todo su pecho estaba repleto de sangre.

-       ¿Cómo rayos pudiste hacerlo?- Exclamó Sheizo con fuerza- Kaito…
-       ¿acaso no era eso lo que estabas buscando?- dijo Kaito con voz calmada.
-       ¿Cómo te atreves a usarla de esa manera?- especificó Sheizo y fue cuando la expresión de Kaito siempre serena y tranquila se tornó en una sonrisa irónica.
-       ¡ah!- exclamó el Capitán de la Guardia Real agachándose junto al cuerpo lastimado de su “colega”- ¡ahora veo a que te refieres!
-       No te burles…- musitaba Sheizo, pero sus palabras se debilitaban cada vez mas debido a la perdida de sangre.
-       Deberías guardar silencio- dijo Kaito revisando la herida de Sheizo- no debe ser difícil para ti… después de todo eso es lo mejor que sabes hacer…
-       Eres un…

Sheizo trató de golpear al capitán con sus manos pero la perdida de sangre le hizo imposible cumplir con esa tarea.

-       Es inútil compañero…- dijo Kaito con su habitual voz tranquila y reconfortante.
-       No me llames… compañero- dijo Sheizo ya totalmente agotado, comenzaba a ver sombras a su alrededor.
-       Como tu lo digas… pero antes de despedirnos te diré algo- Kaito se acercó a Sheizo para susurrarle en el oído- Aprende, que no importa que sientas por ella, no importa que pienses de ella, no importa que quieras hacer por ella, nada de eso vale la pena si solamente eres tú el que lo sabe, por eso has fallado y siempre fallaras…
-       Yu…ne…
-       Adiós, Sheizo…

La luz de la luna desapareció de los ojos de Sheizo y todo a su alrededor se volvió oscuro y silencioso…

El sol brillaba con fuerza en el campo de entrenamiento de aquel enorme castillo, un joven algo alto de cabello marrón claro y ojos color canela se asomaba con entusiasmo por la ventana de su habitación en una de las torretas desde las cuales se podían ver, desde el campo de entrenamiento, hasta las puertas occidentales del reino.

-       ¡eh, Sheizo!- gritó alguien desde el campo de entrenamiento- veo que ya estás despierto, el capitán te ha esperado por horas.
-       ¿Qué tal todo Hermes?- exclamó Sheizo recordando lo mal humorado que se ponía el capitán Kaito cuando se demoraban mucho- dile al Capitán que ya mismo bajo.
-       Date prisa- dijo Hermes, otro joven corpulento y con barba prominente que sujetaba dos grandes hachas con las manos y las lanzaba hacia arriba como si fuese un gigantesco malabarista.

Sheizo bajó rápidamente a los vestidores y se puso su armadura, tomó su espada de doble filo que reposaba junto con otras armas, pero cuando se dispuso a salir al campo de entrenamiento, tropezó con alguien al salir por la puerta.

-       ¡oh!, ¡como lo siento!- chilló una joven doncella, Sheizo algo aturdido y sin dejar de contemplarla tomó la nota que ella trajo en sus manos, la cual se había caído al tropezar, y se la entregó con una delicadeza no muy común en el chico.
-       No… te preocupes- dijo Sheizo con voz queda, luego de unos segundos en que ambos se miraron, su cerebro pareció reaccionar y algo alterado añadió- perdón, ¿buscas algo?
-       Quería darle este mensaje al Capitán Kaito de la Guardia Real- dijo la joven con voz susurrante y casi melodiosa.
-       De acuerdo- dijo Sheizo tomando la nota despacio- yo se la entregaré al capitán, le doy mi palabra.
-       Muchas gracias- sonrió la joven, Sheizo sintió como si su pecho fuese de algún material cálido y suave.
-       No… hay… problema- dijo Sheizo con una voz muy baja pero audible.

La joven sonriente se dio vuelta y se retiró caminando con pasos peculiares, casi brincando, Sheizo simplemente se quedó de pie, todavía con la carta en mano, viendo como se retiraba la doncella.

Yune, una de las doce doncellas del reino, una joven de actitud animada y alegre que siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitara, era un poco más baja que Sheizo y su piel era más morena que la del espadachín.

El pelo era entre lacio y rizado, siempre vestía el traje oficial de todas las doncellas del reino, pero para Sheizo ella siempre solía resaltar mas que el resto.

-       ¿otra vez soñando con Yune?- dijo una voz seca y susurrante detrás de Sheizo, lo que provocó que el caballero soltara la carta de la impresión.
-       ¡ca…capitán!- exclamó Sheizo al ver al Capitán Kaito salir por la misma puerta donde antes se había encontrado con la doncella.

Kaito, el capitán de la guardia real a la que Sheizo pertenecía siempre tenía la costumbre de aparecer de la nada aprovechando su habilidad en movimientos sigilosos. Era tan alto como Sheizo, su pelo largo era de color azul celeste y siempre vestía una elegante armadura imperial sobre sus delgadas facciones.

-       No sabía que estaba allí- se excusó Sheizo al ver que fue sorprendido en sus fantasías- disculpe la tardanza.
-       ¿Cuándo piensas decirle a Yune tus sentimientos?- dijo un sujeto encapuchado que aparecía detrás de Kaito.

Era Daniel, el hechicero mas fuerte que podía tener el castillo, en tiempos de guerra su habilidad con los tomos y bastones sanadores fue muy útil para minimizar las bajas en la guardia real, su aspecto más resaltante era su baja estatura y un ligeramente grande afro fácil de reconocer en la distancia.

Daniel venía acompañado del resto de la tropa de Kaito, la cual constaba de Lucas, el arquero, cuyo rubio cabello y aspecto callado se habían ganado popularidad con las mujeres del reino, Hermes, aquel joven corpulento que siempre llevaba unas hachas enormes en su espalda y una jarra de cerveza en alguna de sus manos, sin embargo esa vez, ambas manos se hallaban vacías lo cual explicaba esa expresión de ansiedad en el rostro de aquel hombre.

-       Llevas casi un año detrás de ella- dijo Daniel como si contase una historia- Creo que ya es hora de que le digas lo que sientes o terminaras enloqueciendo… y créeme que no podre curarte luego.
-       Además- dijo Hermes colocando una pesada mano en el hombro de Sheizo, el cual se tambaleó un poco- es obvio que si no lo haces pronto, nunca mas podrás lograr nada.
-       Bueno…- trató de decir Sheizo- es que, no creo que una doncella tan hermosa como Yune… se fije en alguien como yo…
-       Es la misma excusa que siempre pones- dijo Daniel con aburrimiento- que eres solamente un soldado y ella una de las mejores doncellas y una de las mas populares…
-       Es verdad…- porfió Sheizo algo más enérgico que antes.
-       Pero si no lo intentas nunca sabrás- dijo Hermes caminando poco a poco hasta la salida- después de todo, nadie nunca sabe nada hasta que hace algo…
-       Eso no tiene mucho sentido- aclaró Daniel- sin embargo lo primero es cierto… si no intentas jamás sabrás.
-       ¿y si soy rechazado?
-       Eso es algo que tienes que averiguar… yo no podría decirte si…
-       …si soy rechazado, no podría soportarlo… seria horrible…
-       Tranquilo hombre…- exclamó Lucas con su habitual voz ronca- no te comportes como un niño… solamente tienes que olvidarla… en caso tal de que te rechace…
-       Las mujeres…- suspiró Sheizo- para mi son la creación más bella de esta tierra, si hay algo que pienso es que un hombre seria…
-       …muy afortunado al conseguir el afecto de una doncella cualquiera… en especial la de ella- finalizó Daniel con una cara de fastidio- ya sabemos, es lo que siempre dices…
-       Es que es cierto…
-       Suficiente…

Kaito finalmente había hablado y su potente voz silenció el resto, durante toda la conversación había estado leyendo la carta que la misma Yune había entregado y que debido al descuido de Sheizo había parado en el suelo, Hermes ya no estaba cerca pues finalmente había salido del pasillo hacia el pueblo probablemente en busca del bar mas cercano.

Todos observaron a Kaito y esté sin decir otra palabra se guardó la nota en su armadura, con una ultima mirada a los alrededores el capitán avanzó seguido de sus fieles soldados.

-       Esta noche…- dijo finalmente Kaito cuando salieron a las ruidosas calles del pueblo- tenemos el Baile de aniversario del Rey y la Reina, todos debemos asistir con carácter obligatorio.
-       Es una oportunidad única Sheizo- susurró Daniel que caminaba junto al espadachín.
-       ¿Era eso lo que decía la carta?- preguntó Sheizo mirando de manera sospechosa aquel lugar donde Kaito guardaba el pedazo de papel.
-       No- dijo Kaito con firmeza y antes de que Sheizo volviese a preguntar añadió- es una nota personal que ella me entregó, quiere que yo haga ciertas cosas por ella para esta noche, así que mientras preparo todo, ustedes se encargaran de vigilar los alrededores del palacio.
-       ¿Qué clase de…?- se atrevió a preguntar Sheizo pero el capitán se detuvo y se dio la vuelta para mirarlo fijamente a los ojos.
-       Eso no tiene nada que ver con las ordenes que recibes…- dijo Kaito en tono autoritario- por favor, vigilen el castillo, Daniel quiero que inspecciones los alimentos y las bebidas que van a servirse esta noche, Sheizo tu vigilaras las mazmorras y los calabozos periódicamente, finalmente Lucas, tienes que buscar a Hermes, dile que quiero que monte guardia en el salón donde se realizará todo y luego vas y subes a las torres, vigila cualquier cosa desde las alturas.
-       Si, señor- dijo Lucas y desapareció entre un grupo de personas.
-       Nos vemos luego Sheizo- dijo Daniel también esfumándose.

Sin embargo Sheizo no se movió de su puesto y Kaito tampoco lo hizo, ambos se miraban fijamente, ambos sabían claramente lo que el otro pensaba, sin embargo no hablaron hasta que a su lado un comerciante de melones tropezó con Kaito y derramó sus frutas por todo el lugar.

-       Nos vemos luego Sheizo- dijo Kaito dándose vuelta pero antes de comenzar a caminar levantó la mano señalando al cielo- por muy noble que sea el pensamiento… no solo te estas subestimando a ti mismo, sino que también subestimas a todos los hombres y caballeros del mundo…
-       Capitán… Señor- Sheizo no sabia si disculparse por su atrevimiento o pedirle ayuda.
-       … si hay algo que quieres, lucha por ello- dijo Kaito y comenzó a caminar alejándose de su soldado- si no haces nada… es obvio que no ganarás nada.


Esa noche en el baile de celebración de aniversario, Sheizo pensaba en las palabras de Kaito, las cuales de cierta forma habían logrado aumentar su confianza, ahora estaba decidido a hablar con Yune.

Sin embargo cada vez que trataba de hablarle ella estaba en compañía de Abdalla, su mejor amiga y de la cual no se separaba mucho. Abdalla era una chica pelirroja de abundantes rulos y piel blanca como la nieve, vestía siempre igual que todas las doncellas pero ella solía llevar pulseras y collares caseros ya que sus padres trabajaban de eso en el bazar.

-       ¿Qué pasa?- dijo Daniel acercándose a Sheizo desde la multitud.
-       He querido acercarme a ella para hablarle, pero siempre está con Abdalla de un lado para otro.
-       ¿acaso piensas que te la van a poner fácil?
-       Bueno, pero si está con su amiga sería muy incomodo decirle las cosas…
-       Pero es que… si quieres hablar con ella a solas puedes pedírselo… después de todo, la guardia tiene permiso de bailar y todo eso… puedes pedirle que bailen y luego…
-       ¿quieres que baile? Lo lamento pero eso es algo que en definitiva no puedo hacer…
-       ¿nervios?
-       Demasiados…
-       Bueno, entonces pídele que te acompañe a la fuente en el ala este del salón… ¿no crees que sería mejor?
-       Bueno… lo intentaré…

Sheizo avanzó con paso decidido hasta llegar a donde estaban Yune y su amiga Abdalla, sin embargo al ver como ambas chicas lo miraban con extrañeza, los nervios del joven caballero alcanzaron niveles mucho mas altos.

-       Ah… hola- dijo luego de unos segundos- yo… ¿Cómo están pasando la velada?
-       Hola…- respondió Yune con alegría- pues muy bien, de hecho es increíble como los sirvientes lograron completar toda la decoración.
-       Eso es lo que yo le estaba diciendo…- intervino Abdalla con el mismo tono de emoción en su voz- las cortinas tienen una decoración estupenda…
-       Ya veo… eh…- Sheizo trataba de articular sus emociones pero nada podía salir de su boca ahora.
-       Y en la cocina se lucieron con los alimentos… - continuó Yune- increíble que hayan preparado tal buffet, espero que al rey y la reina les gusten todos los platos que…
-       Disculpen…- dijo una voz susurrante a espaldas de Sheizo- Señorita Yune, ¿me permite un momento para hablar con usted a solas?
-       Kaito…- susurró Sheizo al darse la vuelta y encontrarse con el capitán.
-       Solamente será unos minutos…- dijo Kaito tendiéndole la mano a Yune y mirando de reojo a Sheizo- vayamos a la fuente que está en el ala este.
-       De… acuerdo…- dijo Yune un tanto sorprendida y tomando la mano del capitán se fueron directo a la puerta este.
-       ¿Qué piensan hablar?- dijo Sheizo un tanto incomodo.

Pero Abdalla ya no le prestaba atención, rápidamente fue hasta la mesa del buffet y comenzaba a servirse unos enormes platos de todo lo que pudiese conseguir. Sheizo por otro lado sentía esa molestia en su pecho al ver por la ventana como el capitán Kaito hablaba con Yune de manera muy sospechosa.

De repente su mente fue a parar en aquel pedazo de papel que Yune trajo esa mañana. Para Sheizo el contenido de esa carta era tan preocupante como el hecho de que Yune estuviese hablando con Kaito de manera muy seria, esa sensación en el pecho del espadachín se volvía mas intensa.

Sin perder el control, Sheizo fue hasta donde estaba Daniel, ya que era la persona que mas conocía a Kaito pues habían crecido juntos desde que nacieron, sus padres pertenecieron a la antigua guardia real y Daniel era además el segundo al mando de la Guardia Real Actual.

-       ¿Qué sucede?- dijo Daniel al notar la preocupación en el rostro del joven.
-       ¿sabes de que están hablando?- dijo Sheizo señalando a la ventana donde podían verse a Kaito y Yune hablando con caras muy serias.
-       Creo que Yune le pidió a Kaito que hablaran…- dijo el hechicero sin apartar la vista de la ventana- esta mañana en aquella carta…
-       ¿sabes lo que decía la carta?
-       No, Kaito solamente me dijo que tenía que hablar unas cosas con Yune y prepararse para asumir una misión importante y difícil…
-       ¿no dijo que clase de misión?
-       No… pero mira, ambos ya regresan…

Era verdad: Kaito y Yune avanzaban de regreso al salón de fiestas, sin embargo al entrar, Sheizo pudo ver como se tomaban de las manos y temió lo peor. “Kaito no puede hacer esto, el conoce mis sentimientos hacia Yune” Pensaba Sheizo al ver como ambos se aproximaban al centro de la sala de baile.

Con una señal, Kaito le ordeno a la banda que dejara de tocar, al hacerlo todos los observaron y sin soltar la mano de Yune Kaito comenzó a hablar con una enérgica y animada voz.

-       Lamento la interrupción, pero me parece oportuno dar ciertos anuncios… - nadie dijo nada, Sheizo solamente podía observar las manos entrelazadas de ambos- … en primer lugar, déjenme felicitar al Rey y a la Reina por otro año mas juntos, felicidades.

>> Por otro lado- Continuó Kaito mientras el Rey, que había estado bailando levantó una mano en señal de agradecimiento- Como Capitán de la Guardia Real decidí hacer un anuncio oficial aprovechando que todos están aquí reunidos, les debo comunicar que asumiré un compromiso con la doncella Yune Silverflower, para casarnos a finales de este mes.

Hubo un murmullo general en todo el salón, algunos hasta silbaron, Sheizo por otro lado miraba a Kaito como si no hubiese escuchado la última parte, luego miraba a Daniel como si éste tuviese la culpa de todo y por ultimo a Yune quien presentaba una tímida sonrisa.

-       Personalmente…- siguió Kaito a través de los murmullos- pienso que un compromiso de bodas es algo serio, sumamente importante… de hecho es una misión personal, una de las misiones mas importantes y difíciles que se le puede asignar a un caballero. Pero no se preocupen, personalmente hago mi promesa ante toda la corte real, el rey en persona, los invitados y toda la guardia real- Kaito miró directamente a Sheizo- de que yo cuidaré muy bien de Yune y veré que sea muy feliz a mi lado, muchas gracias por su atención.


Un mar de aplausos, gritos y silbidos inundó el salón, todos fueron a desearle sus buenos deseos a la feliz pareja, Daniel por otro lado miraba con preocupación a Sheizo, quien no escuchaba ningún sonido y solo podía ver con unos ojos llenos de ira, el rostro de Kaito.